La victoria del Real Madrid por 3-0 sobre el Oviedo en LaLiga debería haber sido una noche de celebración para el conjunto blanco. Pero tras los goles de Mbappé y Vinicius, se escribió otra historia, mucho más oscura y dramática, que podría cambiar el ánimo en el Bernabéu.
Todo empezó en el minuto 83. Kylian Mbappé, tras marcar su segundo gol, corrió directo hacia Vinicius para contenerlo. El francés, consciente de la creciente tensión, literalmente le tapó la boca a su compañero, a punto de provocar a la afición ovetense. Una escena surrealista, casi teatral: el capitán atacante intentando evitar una explosión.
Pero este gesto heroico solo retrasó lo inevitable. En el tiempo añadido (90+3), cuando Vinicius marcó el tercer gol, Mbappé ya había abandonado el campo. Liberado de todo control, el delantero de 25 años dejó salir su resentimiento acumulado. Se dirigió a la grada, haciendo gestos provocativos: brazos extendidos, miradas fijas y, finalmente, el polémico gesto: dos dedos levantados hacia la afición rival. Según el diario AS , fue un mensaje claro: «El Oviedo es solo un club de segunda división».
Las cámaras lo grabaron todo. Y el Oviedo reaccionó rápidamente. Pocas horas después del partido, la directiva del club asturiano confirmó que había presentado una denuncia ante LaLiga. El argumento es claro: conducta antideportiva, provocación deliberada a la afición y daño a la imagen del campeonato.
El Real Madrid, desconcertado, declinó hacer declaraciones de inmediato. Pero entre bastidores, la tensión es palpable. Según varias fuentes cercanas al vestuario, Xabi Alonso ha convocado una reunión de urgencia, temiendo que este último episodio pueda desatar un revuelo mediático descontrolado.
Las posibles sanciones tienen al Madrid tambaleándose. En el peor de los casos, Vinicius corre el riesgo de:
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una suspensión de varios partidos por comportamiento inapropiado,
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una fuerte multa económica,
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y, en el caso extremo, una amenaza de suspensión condicional por reincidencia en caso de provocación futura.
Las reacciones de los medios españoles no se hicieron esperar. Marca tituló: «Mbappé salvó a Vinicius una vez… pero no dos » . AS , por su parte, calificó la escena de «provocación gratuita que empaña una victoria contundente». Los debates televisivos giraron en torno a una sola pregunta: ¿es Vinicius incapaz de controlarse?
En redes sociales, la división es profunda. La afición madridista defiende a su estrella, señalando que soporta insultos racistas y abucheos constantes en todos los campos de España. Pero en el bando neutral, y especialmente en Oviedo, la indignación es inmensa: “Perdimos el partido, pero el verdadero escándalo es esta falta de respeto”, escribe un grupo de aficionados en X.
El contraste con Mbappé es impactante. La imagen del francés intentando calmar a su compañero se ha hecho viral. Muchos la ven como un símbolo: el líder racional frente al genio incontrolable. «Mbappé no solo marcó dos goles, sino que demostró ser el verdadero jefe del vestuario», analiza un columnista de la Cadena SER .
Para Vinicius, el futuro inmediato se presenta sombrío. Si LaLiga decide tomar medidas drásticas, podría perderse varios partidos cruciales, dejando a su equipo sin una pieza clave en ataque. Y lo que es peor, la ya controvertida imagen del jugador corre el riesgo de verse aún más dañada.
La pregunta ya no es si se impondrá una sanción, sino cuándo y con qué severidad. El Real Madrid, en el centro del revuelo, se prepara para una semana decisiva. El Oviedo quiere dar ejemplo, LaLiga debe reaccionar y el mundo entero espera el veredicto.
En Madrid, circula una frase como una predicción sombría: «Mbappé puede salvar a Vinicius una vez… pero no siempre». Y esta vez, todo apunta a que el brasileño tendrá que afrontar las consecuencias de sus actos en solitario.