En una habitación de hospital silenciosa, Liam, de 11 años, se aferró a un último deseo: una llamada telefónica con su héroe, el campeón de la Fórmula 1 Max Verstappen. El joven fanático, cuya habitación estaba decorada con carteles de Red Bull Racing, había seguido la carrera de Verstappens con cada victoria y choque y encontró consuelo en la energía ilimitada del conductor. Ahora que el tiempo comenzó a penetrar, la familia de Liam contactó al equipo de Verstappen, con la esperanza de aclararlo. Lo que sucedió, superó la imaginación de todos y dejó todo el hospital en éxtasis.

La condición de Liam se deterioró rápidamente y los médicos estimaron que solo tenía unas pocas semanas para vivir. Su madre, Sarah, contactó a una organización infantil que colabora con los atletas y compartió la historia de Liam y su admiración por Verstappen, el campeón mundial de cuatro veces conocido por su feroz estilo de conducción y su carácter accesible. La organización aprobó el mensaje, pero se le dijo a la familia que la agenda de Verstappen estaba llena de carreras y eventos de caridad, incluida su reciente participación en una campaña de recolección de salud mental. Tenían poca esperanza y prepararon a Liam para una decepción.

En una lluvia el martes por la mañana, mientras Liam estaba débilmente en la cama, una enfermera entró con una cara radiante. Se configuró una videollamada, no solo una llamada telefónica, sino una FaceTime personal con Verstappen. El personal del hospital se apresuró a conectar la conversación y pronto la vista de Verstappen apareció en la pantalla, cálida sonriendo desde un pit lane en Mónaco. “¡Hola Liam! Escuché que eres mi mayor admirador”, dijo, su acento holandés suave el momento. Los ojos de Liam se levantaron y su voz débil vibró de emoción cuando preguntó sobre la victoria de Verstappen en Abu Dhabi en 2021 y su carrera de kart.
Pero Verstappen tenía más en la tienda. A mitad de la conversación, reveló una sorpresa: volaría al Hospital de Liam en Londres al día siguiente, entre sus obligaciones para el Gran Premio de Las Vegas y Qatar. La habitación estalló en lágrimas. Fiel a su palabra, Verstappen llegó con un Red Bull-Pet firmado, un modelo en miniatura del RB20 y un casco de su temporada 2024. Pasó una hora con Liam, contó historias sobre sus carreras e incluso bromea sobre su rivalidad con Lewis Hamilton. El personal del hospital, acostumbrado a corredores silenciosos, quedó atónito cuando se extendió las noticias. Las enfermeras y los médicos miran adentro para ver la escena del corazón.
La familia de Liam luego anunció que la visita le dio una avalancha de alegría que no habían visto en meses. Verstappens Gesture, enraizado en su historia de apoyo a los fanáticos jóvenes, como su mensaje en 2023 a un paciente con cáncer de nueve años, mostró un lado del campeón que rara vez se veía en el circuito. Para Liam fue un momento de triunfo sobre su enfermedad, y para el hospital un recuerdo del poder de la compasión. Cuando Verstappen se fue, le prometió a Liam un lugar virtual en la primera fila en su próxima carrera, con la que dejó una impresión indeleble en todos.