El mundo de la Fórmula 1 vuelve a estar patas arriba tras un notable acontecimiento en torno al piloto de McLaren, Lando Norris. El piloto británico ha presentado oficialmente una denuncia contra la FIA tras recibir la multa más grave de los últimos cinco años por sus “acciones ofensivas e impactantes” contra el campeón mundial Max Verstappen durante el Gran Premio de Hungría.
El incidente ocurrió justo después de finalizar la carrera, cuando Norris, visiblemente frustrado, atacó duramente a Verstappen, quien, según Norris, habría actuado de forma agresiva e irrespetuosa durante una fase crucial de la competición. Imágenes del paddock mostraron cómo Norris irrumpió furioso en el box de Red Bull, donde, según varias fuentes, atacó verbalmente a Verstappen y su equipo.
La FIA intervino rápidamente tras ver las imágenes y escuchar las radios del equipo. Norris recibió una multa de nada menos que 250.000 dólares, una cifra récord desde 2020, por conducta antideportiva, lenguaje grosero y desprestigiar a un compañero.
Para sorpresa de todos, Norris decidió no ceder ante la sanción. En un comunicado a través de sus abogados, anunció que considera la multa injustificada, excesiva y con motivaciones políticas. “Mantengo mis emociones y palabras, aunque fueron crudas. La conducta de Max al volante fue peligrosa, y respondí con razón. La FIA me sanciona por haberme atrevido a hablar”.
Su denuncia ante el Tribunal Internacional del Deporte de la FIA será tramitada esta semana.
Aunque Max Verstappen no había hablado públicamente del incidente hasta el momento, anunció en una breve pero significativa respuesta a un canal deportivo holandés: «Que hable. Yo gano en asfalto».
La declaración, que rápidamente se volvió viral, es vista como una reacción a sangre fría con la que Verstappen lleva su rivalidad con Norris a un nuevo nivel -sin disminuir a tirarse al barro-.
Las reacciones al incidente son diversas. Algunos consideran comprensible el estallido de Norris dada la tensión de la carrera, mientras que otros creen que se pasó de la raya. El expiloto Nico Rosberg declaró en una entrevista: «Estar enfadado está bien, pero hay un límite. Si empiezas con ataques personales en directo, te equivocas».
El presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, defendió la multa: «Debemos velar por la integridad del deporte. El respeto entre los pilotos es fundamental».
Con la batalla legal entre Norris y la FIA, y Verstappen, quien parece tener la última palabra en el aspecto deportivo, esta saga no parece haber terminado. Una cosa es segura: la próxima carrera promete ser intensa.