El Masters 1000 de Cincinnati no solo nos ha regalado tenis de altísimo nivel, sino también un episodio de declaraciones incendiarias que ha puesto al circuito ATP patas arriba. El protagonista: Luca Nardi, joven promesa italiana que, tras caer derrotado ante Carlos Alcaraz en tercera ronda, decidió encender la mecha con unas palabras que han resonado en todos los rincones del deporte.
“Carlos Alcaraz solo ganó porque la lluvia lo interrumpió, y afortunadamente, me rompió el ritmo”, declaró Nardi en rueda de prensa, con un gesto serio y la voz cargada de frustración. Pero lo que realmente dejó helados a los presentes fue la frase que pronunció a continuación: “No le tengo respeto por ser compañero de Rafa.”
La referencia a Rafael Nadal, compatriota de Alcaraz en la Copa Davis y uno de los ídolos más respetados en el mundo del tenis, no pasó desapercibida. Los periodistas presentes intercambiaron miradas, conscientes de que esas palabras iban a generar titulares en cuestión de minutos.
El partido, disputado bajo un clima inestable, estuvo interrumpido por una larga pausa debido a la lluvia cuando Nardi lideraba 4-2 en el primer set. Tras la reanudación, Alcaraz elevó su nivel, se llevó el parcial 7-5 y luego selló la victoria con un sólido 6-3 en el segundo.
Para Nardi, la pausa fue un punto de inflexión injusto:
“Estaba en control total, y la interrupción cambió todo. Él volvió más fresco, con otra energía. No siento que me haya ganado por méritos propios”, aseguró.
Lo que en principio parecía un desahogo sobre las condiciones del partido se transformó en una polémica mayúscula con su comentario hacia Nadal. Muchos interpretaron la frase como una falta de respeto no solo hacia Alcaraz, sino también hacia uno de los mayores iconos del deporte español.
En redes sociales, las reacciones no se hicieron esperar. El hashtag #RespetoARafa se volvió tendencia en España, mientras que en Italia las opiniones se dividieron entre quienes defendían la sinceridad de Nardi y quienes lo acusaban de imprudente.
Alcaraz, conocido por su carácter calmado y humilde, no tardó en reaccionar. Sin embargo, en lugar de entrar en una guerra verbal, optó por una respuesta breve que ha sido ampliamente celebrada por su madurez:
“En la pista se habla con la raqueta, y hoy, la mía habló más alto.”
La frase, publicada también en sus redes junto a una foto celebrando el triunfo, acumuló millones de visualizaciones en pocas horas y fue replicada por medios internacionales como L’Equipe, Marca y ESPN.
Varios exjugadores y comentaristas se pronunciaron sobre el incidente. El legendario Juan Carlos Ferrero, entrenador de Alcaraz, defendió a su pupilo y lanzó un mensaje claro:
“Carlos respeta a todos sus rivales y no necesita entrar en polémicas. Lo que pasó en la pista fue mérito suyo, independientemente de la lluvia.”
Por su parte, Fabio Fognini, compatriota de Nardi y conocido por su temperamento, declaró con ironía:
“Si fuera por la lluvia, yo tendría 10 Grand Slams.”
Incluso Rafael Nadal, aludido indirectamente en la polémica, fue preguntado sobre el tema. Su respuesta, fiel a su estilo, fue diplomática:
“Yo siempre he creído que el respeto entre compañeros es fundamental. Las emociones después de un partido pueden llevar a decir cosas que uno no siente realmente.”
El episodio ha abierto un debate sobre la presión que enfrentan los jóvenes jugadores en el circuito y sobre cómo gestionar las frustraciones. Algunos aficionados consideran que Nardi simplemente se dejó llevar por el momento y que no debería ser crucificado por un comentario hecho en caliente. Otros creen que sus palabras reflejan una falta de profesionalismo que podría costarle simpatías y patrocinadores.
Mientras tanto, Alcaraz continúa su camino en el torneo con la mirada puesta en el título y en seguir consolidándose como el número 1 del mundo. Nardi, por su parte, ha guardado silencio desde la rueda de prensa, aunque algunos medios italianos aseguran que prepara un comunicado para aclarar sus declaraciones.
Cincinnati pasará a la historia no solo por la calidad del tenis, sino por este episodio que recuerda que, más allá de la técnica y la táctica, el deporte también es un escenario donde las emociones, el orgullo y la presión juegan partidos invisibles.
Si algo ha dejado claro este enfrentamiento verbal es que en el tenis moderno, un partido no termina con el último punto: a veces, el verdadero juego empieza en la sala de prensa.
