La Fórmula 1 siempre ha sido un escenario de emociones intensas, estrategias audaces y rivalidades que mantienen a los fanáticos al borde de sus asientos. En la temporada 2025, la atención se centra en Max Verstappen, el cuatro veces campeón del mundo, y su equipo Red Bull Racing, que enfrentan un desafío inesperado: la sorprendente competitividad de su equipo hermano, Racing Bulls. ¿Cómo es posible que un equipo considerado secundario esté poniendo en aprietos al dominante Red Bull? Este artículo explora la dinámica entre Verstappen, Red Bull y Racing Bulls, con un enfoque en las declaraciones del propio piloto y las implicaciones para el futuro de la escudería.

El Gran Premio de los Países Bajos en Zandvoort fue un punto de inflexión que encendió las alarmas en el equipo Red Bull. Max Verstappen, conocido por su estilo de conducción instintivo y su capacidad para exprimir al máximo cualquier monoplaza, expresó su frustración tras terminar segundo en su carrera de casa. A pesar de su sólido historial en Zandvoort, donde siempre ha terminado entre los dos primeros, Verstappen no pudo ocultar su preocupación por el rendimiento del RB21. “No deberíamos estar luchando contra Racing Bulls”, afirmó el holandés en una entrevista con la cadena neerlandesa Viaplay, destacando que la velocidad de su coche no estaba a la altura de lo esperado. La carrera mostró una realidad inquietante: Isack Hadjar, piloto novato de Racing Bulls, estuvo pisándole los talones durante toda la prueba, con una diferencia nunca superior a tres segundos en condiciones de bandera verde.

La declaración de Verstappen refleja una verdad incómoda para Red Bull. Mientras que McLaren, liderado por Oscar Piastri, demostró una superioridad abrumadora, Red Bull luchó por mantenerse competitivo. Verstappen señaló que su mejor posición en la carrera se debió más a una buena clasificación que a un rendimiento sólido en carrera. “En términos de velocidad, realmente no estaba ahí”, admitió, comparando su tiempo de vuelta más rápida, 0.650 segundos más lento que el de Piastri. Esta brecha de rendimiento no solo pone en duda la capacidad de Red Bull para competir por el título en 2025, sino que también resalta el inesperado ascenso de Racing Bulls.

Racing Bulls, anteriormente conocido como Toro Rosso y AlphaTauri, ha sorprendido a todos en esta temporada. Con 60 puntos en el campeonato, el equipo con sede en Faenza ha igualado su mejor campaña desde 2021, cuando Pierre Gasly lideró una actuación estelar. Este año, el joven Isack Hadjar ha sido una revelación, logrando un podio en Zandvoort y demostrando una consistencia que ha incomodado incluso a Verstappen. El contraste es aún más notable cuando se observa el desempeño del segundo piloto de Red Bull, Yuki Tsunoda, quien rompió una racha de siete carreras sin puntos en Zandvoort, pero aún así quedó un segundo por detrás de Hadjar en tiempos de vuelta. La pregunta que surge es: ¿por qué Racing Bulls parece haber encontrado una fórmula que Red Bull no puede replicar?

La respuesta podría estar en el diseño de los monoplazas. Según Alan Permane, nuevo director del equipo Racing Bulls, el coche de su equipo fue diseñado intencionadamente para ser más fácil de conducir. “Es algo en lo que trabajamos durante el invierno, y luego nos dimos cuenta de que teníamos un coche agradable para pilotar”, explicó Permane. Esta facilidad de manejo ha permitido a pilotos como Hadjar y Liam Lawson extraer un rendimiento competitivo, mientras que el RB21 de Red Bull sufre con ventanas de configuración estrechas y una falta de agarre mecánico, especialmente en curvas lentas. Verstappen fue claro al respecto: “No hay agarre mecánico. Todos los demás pueden usar el compuesto duro, pero nosotros no. Algo está mal”.

La situación se complica aún más por la dinámica interna de Red Bull. La salida de figuras clave como el diseñador Adrian Newey, ahora en Aston Martin, y el cambio en el liderazgo del equipo, con Laurent Mekies reemplazando a Christian Horner, han generado incertidumbre. Verstappen, sin embargo, se mostró optimista sobre Mekies, describiéndolo como “muy motivado y abierto”, lo que sugiere un nuevo comienzo para el equipo. A pesar de esto, el holandés no oculta su frustración por la falta de velocidad del RB21 en carrera, un problema que se ha hecho evidente a lo largo de la temporada. “En la clasificación, el coche es mejor en una vuelta, pero en carrera no es competitivo”, señaló.

Otro aspecto intrigante es la posibilidad, aunque improbable, de que Verstappen pruebe el coche de Racing Bulls. Según fuentes dentro de Red Bull, la idea de poner al campeón del mundo en el monoplaza de su equipo hermano durante una jornada de filmación ha sido descartada por razones políticas. Como explicó un artículo de Motorsport.com, hacerlo podría generar controversia con otros equipos, especialmente considerando las regulaciones de la FIA para 2026, que buscan limitar la colaboración entre equipos A y B. “Sería complicado durante un fin de semana de carrera con todas las obligaciones de los patrocinadores”, se argumentó, aunque un día de pruebas podría proporcionar datos valiosos sobre las diferencias entre ambos coches.

La rivalidad entre Red Bull y Racing Bulls también pone de manifiesto las dificultades de Red Bull para encontrar un compañero competitivo para Verstappen. Mientras que pilotos como Sergio Pérez, Daniel Ricciardo y ahora Yuki Tsunoda han luchado por mantenerse a su nivel, Racing Bulls parece haber encontrado un equilibrio con Hadjar y Lawson. Helmut Marko, asesor de Red Bull, señaló que Tsunoda había mejorado significativamente, pero un incidente en México el año pasado, donde dañó el coche de Verstappen, dejó una mala impresión en Newey. “Desde entonces, Yuki fue una bandera roja para él”, comentó Marko, lo que explica en parte por qué Tsunoda no fue considerado antes para el equipo principal.

A medida que la temporada 2025 avanza, la pregunta que todos se hacen es si Red Bull podrá recuperar su dominio. Con McLaren liderando el campeonato de constructores y Ferrari también en la pelea, el equipo de Milton Keynes enfrenta un desafío monumental. Verstappen, a pesar de las dificultades, sigue siendo una fuerza imparable, con su habilidad para sacar el máximo provecho de un coche menos competitivo. Su compromiso con Red Bull para 2026, confirmado en Hungría, pone fin a los rumores de un posible traspaso a Mercedes, pero también aumenta la presión sobre el equipo para entregarle un coche capaz de luchar por el título.

El ascenso de Racing Bulls y la lucha de Red Bull son una prueba de lo impredecible que puede ser la Fórmula 1. Mientras Verstappen continúa siendo el punto de referencia en la pista, la pregunta sigue siendo: ¿podrá Red Bull resolver los problemas de su RB21 antes de que sea demasiado tarde? La respuesta podría definir no solo el futuro de Verstappen, sino también el rumbo de la escudería en la era de las nuevas regulaciones de 2026. Por ahora, los fanáticos pueden esperar más sorpresas, más rivalidades y, sobre todo, más emociones en la pista.