El respetuoso redescubrimiento y el entierro del rey Ricardo III constituyen uno de los capítulos más cautivadores de la arqueología británica moderna. Más de cinco siglos después de su muerte en elBatalla de Bosworth en 1485, La última casa del último rey Plantagenêt de Inglaterra había permanecido desde hace mucho tiempo desconocido, perdido a la sombra del tiempo y el desarrollo urbano.
Las historias históricas confirman que Richard III fueenterrado en el monasterio de Greyfriars en Leicester, pero cuando el monasterio fue destruido durante la disolución de los monasterios bajo Henri VIII, todo conocimiento del lugar exacto de su entierro desaparecido. Con el tiempo, el lugar estaba cubierto de construcciones, y finalmente se convirtió en un estacionamiento moderno, un lugar donde difícilmente esperaría descubrir restos reales.
La situación ha cambiado aAgosto de 2012, cuando un equipo de arqueólogos deUniversidad de LeicesterLanzó excavaciones excavadas en el área sospechosa de ser la capilla del monasterio. Su trabajo, inicialmente considerado riesgoso, condujo a un gran descubrimiento:Se descubrió un esqueleto en el coro de la iglesia, exactamente donde las fuentes históricas localizaron la tumba de Richard.
Siguió un análisis médico detallado y arqueológico. Los científicos han identificado características clave del esqueleto, incluido unEscoliosis severa, que correspondía a las descripciones escritas de la postura distintiva de Richard III. Los huesos también se presentaronLesiones de combate múltiples, NoUna lesión mortal al cráneo, consistente con el final violento del rey durante la batalla. Las pruebas genéticas que usan el ADN de descendientes conocidos han confirmado la identidad de los restos.
El26 Marte 2014, más de 500 años después de su muerte, el rey Ricardo III fue enterrado con solemnidad y dignidad enCatedral de Leicester, cerca del lugar donde se había encontrado su cuerpo. La ceremonia, aunque modesta, se transmitió en la televisión nacional y reúne a miembros de la familia real, miembros del clero e historiadores. AconmemativoAhora marca el lugar, y finalmente ofrece al controvertido monarca un lugar de honor y memoria.
Este descubrimiento tienecautivó al público e historiadores, no solo por su importancia arqueológica, sino también por la espectacular revelación de un misterio secular. La historia de Richard III, desde su muerte en el campo de batalla y su tumba perdida hasta su moderno triunfo medicocógico, recuerda firmemente cómo la ciencia y la historia pueden converger para iluminar el pasado.