Toronto, Canadá — El mundo del tenis ha sido sacudido por una noticia inesperada. El CEO de Apple, Tim Cook, habría ofrecido un contrato histórico de 255 millones de dólares al subcampeón de Wimbledon 2025, a condición de que participara en el Abierto de Canadá de ese mismo año. Sin embargo, la respuesta del tenista fue tan contundente como desconcertante: “No participaré, ni por todo el dinero del mundo, hasta que el circuito profesional se humanice”.
Lo que parecía una colaboración soñada entre una de las empresas tecnológicas más influyentes del mundo y una de las estrellas emergentes del tenis, terminó en un escándalo mediático. El rechazo no fue motivado únicamente por cuestiones económicas, sino por razones psicológicas y éticas que han encendido un debate profundo sobre la salud mental y las condiciones del tenis profesional moderno.
Según fuentes cercanas al entorno del jugador, Tim Cook tenía la intención de convertir al subcampeón en la nueva imagen global de Apple Sports+, una ambiciosa plataforma de entrenamiento digital impulsada por inteligencia artificial. El contrato incluía apariciones exclusivas, patrocinios, y una serie de documentales que mostrarían la preparación del tenista rumbo al US Open.
La cifra ofrecida —255 millones de dólares— habría sido una de las más grandes en la historia del deporte individual. No obstante, lo que más sorprendió fue el rechazo frontal del tenista, quien, según informes filtrados, expresó en privado que el dinero “no podía comprar dignidad, ni sanar el daño psicológico acumulado durante años de presión, soledad y explotación emocional en el circuito”.
En una breve declaración a medios en Toronto, el tenista (cuya identidad no ha sido revelada oficialmente, aunque muchos apuntan al español Alejandro Ruiz o el canadiense Liam Crawford) rompió el silencio:
“He perdido más de lo que he ganado. No hablo de trofeos, hablo de noches sin dormir, de ansiedad antes de cada partido, de sonrisas forzadas frente a la prensa cuando lo único que quería era llorar.”
Continuó diciendo que su negativa no fue por capricho:
“Sí, pedí premios más altos. Pero también pedí psicólogos oficiales para cada torneo, días de descanso razonables, y un sistema de protección para jugadores jóvenes que no están preparados para la fama súbita. ¿Eso es demasiado pedir?”
Trauma invisible: la cara oculta del éxito
Aunque no se han confirmado detalles médicos, varios allegados al tenista aseguran que ha sufrido episodios de ataques de pánico, insomnio crónico y episodios depresivos durante los últimos dos años. Durante Wimbledon 2025, a pesar de su notable rendimiento, se lo vio evitando entrevistas y manteniendo una rutina aislada.
Su entrenador, que pidió no ser identificado, dijo:
“Él no está roto. Solo está agotado. El circuito exige perfección constante y no hay espacio para la vulnerabilidad.”
Apple aún no ha emitido una declaración oficial, aunque fuentes internas aseguran que Tim Cook quedó “profundamente impactado” por el rechazo, y que habría iniciado una revisión interna de sus planes deportivos.
Se rumorea que Apple está considerando lanzar una campaña centrada en la salud mental de los atletas, aunque algunos críticos la consideran una reacción tardía ante la presión mediática.
La negativa del tenista ha dividido a la opinión pública. Mientras algunos lo acusan de “malcriado” o “irrespetuoso”, otros lo aplauden por su valentía al priorizar su bienestar sobre el dinero.
La extenista y comentarista Martina Hingis comentó en redes:
“A veces, el mayor acto de fuerza es decir que no.”
Por su parte, Naomi Osaka, quien también ha sido vocal sobre la salud mental en el deporte, expresó su apoyo con un sencillo pero poderoso tuit:
“Te creo. Te respeto. Estoy contigo.”
Este episodio podría marcar un antes y un después en la forma en que se estructura el tenis profesional. Lo que empezó como un simple contrato rechazado, ha abierto una conversación necesaria sobre las condiciones laborales y emocionales de los atletas en la cima.
Mientras el mundo espera una respuesta oficial de Apple y del propio jugador, una cosa queda clara: la salud mental ya no es un tema tabú en el deporte. Es, y debe ser, una prioridad.