La jornada en Wimbledon parecía avanzar con normalidad, entre victorias esperadas y algunas sorpresas menores, hasta que Novak Djokovic, siete veces campeón en el All England Club, decidió hablar… y desatar una auténtica tormenta mediática.
Tras su victoria en sets corridos frente al italiano Flavio Cobolli, Djokovic fue consultado en conferencia de prensa sobre el joven jugador de 22 años, conocido por ser un amigo cercano de Jannik Sinner. La respuesta del serbio fue directa, cortante y cargada de desprecio:
“Es un novato ingenuo, no está preparado para este nivel. Jugar contra mí no es lo mismo que jugar contra un amigo en un entrenamiento en Roma.”
La frase cayó como una bomba en el mundo del tenis. En cuestión de minutos, las redes sociales explotaron con hashtags como #DjokovicVsCobolli, #NovatoIngenuo y #WimbledonDrama. Algunos lo tomaron como un comentario clásico del competitivo Djokovic, pero otros lo vieron como una provocación innecesaria hacia un joven jugador que, aunque derrotado, mostró carácter en la pista.
Lo que nadie esperaba era la reacción inmediata y explosiva de Flavio Cobolli. En una rueda de prensa de emergencia convocada menos de dos horas después del partido, el italiano apareció visiblemente molesto. Lo acompañaban su entrenador, su fisioterapeuta y, curiosamente, un abogado del equipo de Sinner.
“Quería callarme y descansar. Dejar que hablara el resultado. Pero después de lo que dijo Djokovic, es hora de que todos sepan la verdad”, comenzó Cobolli ante decenas de periodistas.
Y luego soltó la bomba:
“Durante el partido, noté comportamientos extraños en Novak. No estoy diciendo que haya hecho trampa, pero algo usó, algo tenía. Su concentración era antinatural. En los descansos hablaba consigo mismo en serbio, pero mencionaba palabras técnicas que normalmente no se dicen en voz alta. Nuestro equipo grabó audio. Lo revisaremos.”
Los murmullos en la sala se transformaron en suspiros de asombro. ¿Acusaciones veladas de dopaje? ¿Uso de dispositivos tecnológicos? ¿Control mental? Las especulaciones se dispararon.
Cobolli no quiso entrar en detalles concretos, pero insinuó que Djokovic podría estar aprovechando una nueva técnica de respiración combinada con sustancias naturales no detectables por los test actuales. El italiano hizo referencia a un nuevo “suplemento de concentración” promovido por un gurú serbio del rendimiento deportivo, alguien que, según Cobolli, fue visto en el box de Djokovic durante el partido.
“No tengo miedo de Djokovic ni de sus títulos. Pero el respeto se gana, y hoy él lo ha perdido conmigo”, sentenció Flavio, recibiendo un aplauso inusual por parte de los presentes.
Mientras el serbio aún no ha respondido oficialmente a las palabras de Cobolli, su representante envió un breve comunicado a los medios:
“Novak siempre ha jugado dentro de los límites del reglamento. Cualquier insinuación contraria será tratada como difamación.”
Sin embargo, algunos observadores han notado que Djokovic canceló su entrenamiento del día siguiente, y su cuenta oficial de Instagram, normalmente muy activa, no ha publicado nada desde el estallido del escándalo.
La comunidad tenística no tardó en posicionarse. Jannik Sinner, aunque no mencionó a Djokovic directamente, publicó una historia en Instagram con el mensaje:
“A veces, el silencio vale oro. Pero otras veces, la verdad pesa más.”
Carlos Alcaraz, por su parte, pidió “prudencia y respeto hacia todas las partes”, mientras que Nick Kyrgios, como era de esperarse, fue mucho más directo:
“Djokovic llamando a alguien ‘novato’ es como un rey burlándose del campesino. Sabe que el futuro se le viene encima.”
Este Wimbledon puede pasar a la historia no solo por sus partidos, sino por el nacimiento de una rivalidad inesperada: la del veterano Djokovic, acostumbrado a dominar desde lo alto, y una nueva generación que no tiene miedo de enfrentarlo verbalmente y públicamente.
Flavio Cobolli, más allá del resultado en la cancha, ha ganado protagonismo y respeto por atreverse a hablar. Ahora, la gran pregunta es: ¿habrá consecuencias? ¿Responderá Djokovic con palabras… o con algo más en la cancha?
Una cosa es segura: el silencio ya no es una opción en Wimbledon 2025.