Max Verstappen, el actual campeón mundial de Fórmula 1, ha generado controversia al declarar públicamente que no participará en ninguna actividad del Mes del Orgullo, que se celebra en junio. En una rueda de prensa previa al Gran Premio, el piloto holandés afirmó que no consideraba necesario celebrar lo que denominó “ideologías WOKE” y afirmó que todas las personas deben ser respetadas por igual, sin necesidad de “imponer etiquetas”.
Estas declaraciones se viralizaron rápidamente, provocando reacciones de ambos bandos. En redes sociales, miles de usuarios expresaron su decepción, argumentando que el Mes del Orgullo no se trataba de imponer ideologías, sino de visibilizar y apoyar a una comunidad históricamente discriminada. Mientras tanto, algunos aficionados y figuras públicas apoyaron a Verstappen, enfatizando su derecho a expresar su opinión y su negativa a someterse a las presiones sociales.
Su equipo, Red Bull Racing, aún no se ha pronunciado oficialmente, a pesar de haber expresado previamente su apoyo a la diversidad y los derechos LGBTQ+. Este aparente contraste ha generado especulaciones sobre posibles tensiones internas, aunque Verstappen ha aclarado que su decisión fue personal y no refleja la opinión de su equipo.
El piloto también añadió que cree que el deporte debería mantenerse al margen de cuestiones políticas o sociales y prefiere centrarse exclusivamente en el rendimiento en la pista. “Estoy aquí por las carreras. Respeto a todos, pero no creo que se pueda usar el deporte como plataforma para promover movimientos sociales”, afirmó.
Estas declaraciones han sido recibidas con escepticismo por activistas y organizaciones de derechos humanos, quienes insisten en que la Fórmula 1, como espectáculo global, tiene una responsabilidad social, especialmente dado su alcance mediático e influencia en los jóvenes de todo el mundo. Afirman que mantenerse neutral ante la injusticia también puede ser una forma de complicidad.
Cabe recordar que la Fórmula 1 ha promovido campañas de inclusión en los últimos años, como el lema “Corremos juntos”, y ha apoyado gestos simbólicos como la exhibición de los colores del arcoíris en los coches y uniformes durante el mes de junio. La postura de Verstappen reaviva el debate sobre hasta qué punto los atletas deben o no involucrarse en causas sociales.
Verstappen aún no ha hecho más declaraciones, pero la polémica sigue creciendo. Con cada carrera, la atención debe centrarse no solo en su destreza al volante, sino también en cómo evoluciona esta controversia en un clima social cada vez más polarizado.