El mundo de la Fórmula 1 se estremeció este fin de semana con una noticia que nadie vio venir: Franco Colapinto, el joven piloto argentino que ha capturado la atención de los fanáticos, fue visto girando a toda velocidad en el legendario circuito de Monza a bordo de un Alpine. Lo que parecía ser una jornada tranquila mientras el Gran Premio de Japón acaparaba los titulares, se convirtió en el escenario de una prueba confidencial que ha desatado una ola de especulaciones sobre el futuro del pilarense en la máxima categoría del automovilismo.
El domingo, mientras Max Verstappen dominaba en Suzuka, imágenes y videos comenzaron a circular en redes sociales mostrando un monoplaza de Alpine rugiendo en la pista italiana. Aunque inicialmente no se confirmó la identidad del piloto, las sospechas pronto apuntaron a Colapinto, quien no había viajado a Japón como reserva del equipo francés. Según fuentes cercanas, el argentino se subió al A523, el modelo de 2023 de Alpine, en una sesión conocida como TPC (Testing of Previous Cars), diseñada para que los pilotos de reserva sumen experiencia. Pero lo que parecía una práctica rutinaria se transformó en algo mucho más intrigante.
Los detalles que emergieron tras la prueba son asombrosos. Colapinto no solo compartió pista con Paul Aron, otro talento de la academia Alpine, sino que lo superó con creces. En las simulaciones de clasificación, el argentino marcó un tiempo medio segundo más rápido que su compañero, y en las tandas largas amplió la diferencia a siete décimas por vuelta. Sin embargo, no todo fue perfecto: en su segunda vuelta larga, un error en la frenada lo llevó a salirse en la curva Ascari, perdiendo más de una hora de sesión mientras reparaban el suelo del auto. A pesar de este traspié, completó 540 kilómetros, demostrando su velocidad y resistencia.
El contexto no podría ser más candente. Alpine atraviesa un inicio de temporada desastroso en 2025, siendo el único equipo sin puntos tras tres carreras. Pierre Gasly y Jack Doohan, los titulares, no logran despegar, y el accidente de Doohan en Japón —donde destrozó su auto en práctica— ha puesto su asiento en la cuerda floja. Mientras tanto, Colapinto, con su talento y carisma, emerge como una opción irresistible. Su prueba en Monza, organizada con sigilo (incluso evitó fotos con fans el sábado), parece ser un mensaje claro: el argentino está listo para dar el salto.
Las redes sociales explotaron con la noticia. “¡Colapinto al Alpine ya!”, clamaban los fanáticos, mientras otros especulaban sobre un debut inminente en el Gran Premio de Arabia Saudita. Flavio Briatore, asesor estrella de Alpine, no ha comentado aún, pero su historial de apuestas arriesgadas alimenta la ilusión. ¿Estamos ante el comienzo de una nueva era para el automovilismo argentino? Una cosa es segura: Monza fue testigo de algo más que una prueba; fue el rugido de un sueño que se acerca a la realidad.