El Gran Premio de Miami 2025 fue escenario de una explosiva guerra de radio entre Lewis Hamilton y el muro de boxes de Ferrari, un evento que dejó a todos sin palabras. En un momento de gran tensión, las comunicaciones por radio entre el piloto británico y su equipo dieron un giro inesperado, desencadenando una serie de reacciones que conmocionaron a los aficionados y a los expertos de la Fórmula 1. La carrera, que se disputó en un circuito conocido por su dificultad e imprevisibilidad, vio al piloto de Ferrari enfrascado en un acalorado intercambio con su ingeniero, sacando a la luz frustraciones acumuladas y problemas internos en el equipo de Maranello.
Hamilton, que estaba en desventaja tras salir desde atrás, se enfrentó a una estrategia complicada durante la carrera. Ferrari había decidido implementar dos estrategias diferentes para sus pilotos: Charles Leclerc comenzó con neumáticos medios y luego cambió a los neumáticos duros, mientras que Hamilton eligió comenzar con neumáticos duros y luego montar los neumáticos medios. A pesar de las diferentes elecciones estratégicas, ambos pilotos se encontraron luchando por la séptima y octava posición, intentando ganar terreno y superar al piloto de Mercedes, Antonelli, que ocupaba la sexta posición.
Tras la parada en boxes, Hamilton insistió al equipo en que podría adelantar a Leclerc, convencido de que con mejores neumáticos podría recuperar terreno más rápidamente. Pese a sus reiteradas peticiones, Ferrari tardó más de lo previsto en dar permiso para el intercambio de posiciones. Cuando finalmente se autorizó el movimiento, Hamilton no pudo marcar la diferencia y el equipo decidió cambiar de posiciones nuevamente. Esta situación alimentó aún más la frustración de Hamilton, quien rápidamente le hizo saber al muro de boxes de Ferrari lo descontento que estaba con la gestión de la carrera. En la radio, Hamilton comentó, con tono sarcástico y evidente irritación: “No es buen trabajo en equipo”.
Sus palabras causaron inmediatamente revuelo, pues no eran una crítica leve, sino un auténtico ataque a la gestión de la carrera por parte del equipo. Pese a la dureza de sus declaraciones, Hamilton intentó explicar después que sus palabras no estaban motivadas por ninguna intención ofensiva, sino más bien por la presión y la adrenalina que caracterizan cada carrera de Fórmula 1. “No sentí que mis palabras fueran irrespetuosas. Las dictó la pasión que llevo dentro. Solo quiero ganar”, dijo Hamilton después de la carrera, añadiendo que no se disculparía por querer luchar al máximo nivel. “No me disculpo por ser un luchador y sé que el equipo quiere lo mismo”.
Esta guerra radial entre Hamilton y Ferrari ha suscitado numerosos interrogantes sobre la gestión interna del equipo. Aunque Hamilton reiteró su confianza en el equipo y en el proyecto Ferrari, las críticas pusieron de relieve una creciente frustración por la incapacidad de gestionar adecuadamente las situaciones de carrera. Desgraciadamente, Ferrari todavía tiene dificultades para tomar decisiones rápidas y efectivas en los momentos cruciales, un factor que sigue penalizando su rendimiento en la pista.
La situación se puso aún más tensa cuando Hamilton se refirió a un error similar ocurrido durante el Gran Premio de China, donde Ferrari había tomado una serie de malas decisiones estratégicas. Sus palabras pusieron de relieve otro punto crucial: la falta de cohesión y de un plan claro en momentos cruciales. “Cuando se decide demasiado tarde, los neumáticos ya no rinden como deberían. No podemos permitirnos estos errores”, añadió Hamilton, sugiriendo que el equipo debe mejorar en este aspecto.
Pese a todo, Hamilton intentó mantener una visión optimista de cara al futuro, declarando que todavía cree en el proyecto Ferrari y en el potencial del equipo. “Cuando solucionemos los problemas del coche, podremos volver a luchar con Mercedes y Red Bull”, dijo, dejando claro que las dificultades actuales no deberían impedir la posibilidad de volver a competir por lo más alto de la Fórmula 1. Sin embargo, este incidente pone de manifiesto lo difícil que es mantener la calma y la cohesión en un equipo cuando las cosas no salen según lo previsto.
En conclusión, la guerra de radio entre Lewis Hamilton y Ferrari durante el Gran Premio de Miami ha sacudido profundamente el ambiente de la Fórmula 1. Las declaraciones de Hamilton, aunque duras, fueron una expresión de frustración por una gestión que no ha cumplido con las expectativas, pero también un llamado a la competitividad y a la determinación. Ferrari tendrá que aprender de sus errores, mejorar la gestión estratégica y trabajar en la cohesión interna para evitar que se repitan situaciones similares. El camino al éxito es largo y lleno de desafíos, pero Ferrari tiene todo lo necesario para volver a luchar por el título, si logra aprender de este y otros episodios difíciles.