En una soleada tarde de mayo de 2025, el piloto monegasco de Ferrari, Charles Leclerc, visitó el apartamento de Max Verstappen en el elegante barrio de Fontvieille, en Mónaco. La visita no solo fue un gesto amistoso para conocer a Lily, la hija recién nacida de Verstappen, sino también un momento de nostálgica reflexión entre dos rivales que han competido desde la infancia. Juntos, tomando un café, Verstappen y Leclerc rememoraron sus intensos años en el karting, en particular el infame incidente ocurrido durante la WSK Euro Series de 2012 en el Circuito de Karting del Val d’Argenton, Francia. Este momento de camaradería ofrece una visión excepcional del vínculo entre dos de las mayores estrellas de la Fórmula 1.
Verstappen y su pareja Kelly Piquet dieron la bienvenida a su hija Lily el 2 de mayo de 2025, un evento que hizo visiblemente feliz al cuatro veces campeón del mundo. Leclerc, que vive a pocas calles de distancia en Mónaco, decidió visitar a su vecino y rival para conocer al nuevo miembro de la familia. Según fuentes cercanas al dúo, como se compartió en las redes sociales, fue una reunión cálida e informal. Piquet luego compartió una foto de Lily en Instagram, con un título que expresaba su alegría por la maternidad, mientras que Verstappen ya había expresado su alegría por la paternidad en una entrevista con ESPN : “Es genial, nunca se sabe qué esperar, pero definitivamente es muy especial”. Leclerc, que no es ajeno al circuito social de Mónaco, trajo un pequeño regalo para Lily, un gesto que subrayó el vínculo amistoso entre los pilotos.
Durante la visita, la conversación giró rápidamente hacia su pasado compartido en el karting. Ambos tenían tan solo 14 años por aquel entonces y competían en la categoría KF2, donde un choque entre ellos durante una manga en 2012 desencadenó una acalorada discusión en el parque cerrado. Un vídeo del momento, en el que un joven Verstappen y Leclerc se culpaban mutuamente, se hizo viral en YouTube y desde entonces ha sido visto más de dos millones de veces. Leclerc rió al recordarlo durante la visita: «Fuimos muy tercos, pero eso nos convirtió en quienes somos hoy». Verstappen asintió y bromeó diciendo que su rivalidad en la pista de karts los había preparado para las intensas batallas de la Fórmula 1, como su reciente choque en el Gran Premio de España de 2025, donde los comisarios no impusieron ninguna sanción.
El vínculo entre Verstappen y Leclerc es único. Si bien son feroces competidores en la pista, comparten un respeto mutuo arraigado en su infancia. Leclerc reveló en una entrevista con GP33 a principios de este año que conocer el estilo de conducción de Verstappen de sus días en el karting no le da ninguna ventaja: “Max es tan bueno que siempre hay que adaptarse a él”. Sin embargo, fuera de la pista, su relación es notablemente amistosa. Se buscan a menudo en el paddock y comparten un vínculo como residentes de Mónaco, donde ambos disfrutan de una vida tranquila fuera de la temporada de carreras. La visita de Leclerc a la casa de Verstappen subraya esta dinámica: a pesar de su rivalidad, pueden celebrar hitos personales.
La conversación sobre sus años en el karting también les trajo recuerdos de la influencia de sus familias. Verstappen habló de la estricta guía de su padre, Jos, quien lo impulsó a sobresalir, mientras que Leclerc reflexionó sobre el apoyo de su padrino, Jules Bianchi, y su mánager, Nicolas Todt. Estas experiencias compartidas fortalecen la comprensión mutua de su camino hacia la cima. Mientras Verstappen se prepara para el Gran Premio de Austria y Leclerc aspira a un buen resultado con Ferrari, esta visita ofrece un momento de calma en sus agitadas vidas. El encuentro, con la pequeña Lily como protagonista, nos recuerda que tras los cascos y la velocidad se esconden dos personas que no solo son rivales, sino también amigos.