La Fórmula 1 no suele estar exenta de drama, pero esta vez ¡el paddock está alborotado! El presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, ha asestado un duro golpe a Red Bull tras el controvertido intento del equipo austríaco de perturbar a McLaren. El escándalo, que estalló durante el Gran Premio de Miami de 2025, no solo ha puesto de relieve las tensiones entre los equipos, sino que también ha consolidado la posición de Ben Sulayem como una figura clave –y controvertida– en la F1. ¿Qué pasó? ¡Vamos a sumergirnos en esta saga explosiva!
Todo comenzó en el Gran Premio de Miami, donde Red Bull, todavía buscando la manera de contrarrestar el creciente poder de McLaren, presentó una polémica protesta. Según el equipo austriaco, George Russell, que acabó tercero con menos de cinco segundos de ventaja sobre Max Verstappen, no redujo la velocidad lo suficiente durante el coche de seguridad virtual. Red Bull también acusó a McLaren de manipular las temperaturas de los neumáticos utilizando agua, una práctica que consideraron irregular. Esta acusación tuvo su máxima expresión en una provocación del CEO de McLaren, Zak Brown, quien mostró una botella de agua con la inscripción “Tire Water” (Agua para neumáticos) durante una conferencia de prensa, burlándose de las afirmaciones de Red Bull.
Sin embargo, la FIA, después de revisarla, decidió que la protesta de Red Bull con respecto a Russell carecía de pruebas sólidas y se negó a seguir adelante. En cuanto a la acusación sobre los neumáticos, Ben Sulayem desestimó la idea inmediatamente, denunciándola como un intento “infundado” por parte de Red Bull. La decisión fue considerada como una bofetada para los actuales campeones, que esperaban debilitar a sus rivales.
Mohammed Ben Sulayem, conocido por sus discursos francos, no se anduvo con rodeos. En una entrevista con Associated Press, apoyó las declaraciones de Zak Brown y propuso una medida radical: imponer una multa de 50.000 dólares a los equipos que presenten protestas consideradas infundadas. “No se puede acusar a alguien sin pruebas escritas sólidas y esa protesta debe tener un coste”, afirmó. Esta propuesta, de adoptarse, podría cambiar la dinámica de las protestas en la F1, obligando a los equipos a pensar dos veces antes de hacer acusaciones.
Esta postura fue interpretada como una humillación directa para Red Bull, cuya estrategia agresiva fue repudiada públicamente. Ben Sulayem, ya criticado por sus decisiones pasadas, parece querer afirmar su autoridad frente a los equipos más poderosos del paddock. Pero esta firmeza tiene un precio: durante la ceremonia del podio en Miami, fue abucheado por parte del público, una señal de la polarización que provoca.
Este choque llega en un momento en el que Red Bull está luchando por mantener su dominio. En 2024, McLaren ganó el título de constructores, poniendo fin a años de supremacía de Red Bull. Con Lando Norris y Oscar Piastri en gran forma, McLaren se convirtió en una seria amenaza, mientras que Red Bull, a pesar del talento de Verstappen, sufrió las actuaciones inconsistentes de Sergio Pérez. La protesta parecía un intento desesperado por frenar el ritmo de McLaren, pero salió mal para Red Bull, reforzando la imagen de un equipo dispuesto a hacer cualquier cosa para mantener una ventaja.
Por su parte, Ben Sulayem está pasando por un período tumultuoso. Acusado en 2023 de intentar influir en el resultado del Gran Premio de Arabia Saudita, también ha sido criticado por decisiones controvertidas, como la destitución de algunos comisarios de carrera que expresaron desacuerdos con él. Su propuesta de abolir el límite presupuestario, considerada poco realista por muchos, añadió leña al fuego. Pero la forma en que manejó este escándalo demuestra que no rehúye las críticas.
Este episodio plantea preguntas cruciales sobre el futuro de la gobernanza en la F1. ¿Podría la propuesta de Ben Sulayem de imponer multas por protestas infundadas frenar las tácticas agresivas de los equipos? ¿O corre el riesgo de envenenar las relaciones entre la FIA y los equipos? Una cosa es segura: Red Bull, humillado públicamente, deberá repensar su estrategia para 2025, mientras que McLaren saldrá fortalecido de este choque.
Con la temporada 2025 ya perfilándose como explosiva, Ben Sulayem continúa dividiendo opiniones. Héroe para algunos, villano para otros, sigue siendo el centro del debate. Una cosa es segura: ¡la F1 nos mantendrá al borde de nuestros asientos!