La tensión en la Fórmula 1 no solo se vive en la pista, sino también fuera de ella. El Gran Premio de 2025 se vio envuelto en un ambiente cada vez más tóxico entre los jóvenes pilotos y los nombres consagrados del Paddock, con un nuevo episodio que involucró a Oscar Piestri, Lando Norris y, por supuesto, al tricampeón del mundo, Max Verstappen.
Todo comenzó tras la clasificación del sábado en el circuito de Barcelona-Catalunya, donde tanto Piastri como Norris mostraron un rendimiento sólido, aunque no suficiente para arrebatarle la pole a Verstappen. Sin embargo, el verdadero drama no se desató hasta el domingo por la tarde, cuando, en plena zona mixta, varios periodistas internacionales se acercaron a los dos pilotos de McLaren con una pregunta directa: “¿Qué opinan de Max Verstappen y su dominio continuo esta temporada?”.
La respuesta fue tan rápida como inesperada. Lando Norris, visiblemente irritado, respondió con un tono que no daba lugar a malentendidos: «Estoy cansado de hablar de Max. Siempre es la misma historia. Algunos creen que es intocable, pero todos sabemos por qué se ganan tantas carreras». Cuando lo presionaron para que explicara a qué se refería, Norris simplemente se apartó, dejando a todos con la intriga.
Piastri, por su parte, fue aún más directo. «Max es rápido, nadie lo niega. Pero también corre con ciertas… ventajas que no todos tenemos. Algunos equipos juegan a otro deporte», dijo con una media sonrisa que no ocultaba ironía.
Estas declaraciones encendieron de inmediato las alarmas en el paddock. La prensa comenzó a especular sobre posibles insinuaciones de irregularidades técnicas por parte de Red Bull o, al menos, de favoritismos dentro de la FIA. El ambiente se tensó, y no pasó mucho tiempo antes de que Helmut Marko, asesor principal de Red Bull, apareciera visiblemente molesto en la recepción del equipo austriaco.
Según fuentes cercanas al equipo, Marko habría calificado las palabras de los pilotos de McLaren de “falta de respeto” y “un intento desesperado de desviar la atención sobre su inferioridad en la pista”. Incluso se rumorea que solicitó a la FIA que revisara el código de conducta para las declaraciones públicas de los pilotos, una medida sin precedentes en los últimos años.
Christian Horner, director de Red Bull, también fue abordado por los medios y, aunque intentó mantener la compostura, no pudo ocultar su incomodidad: «Max ha demostrado su talento una y otra vez. No necesita defenderse de tales comentarios. Me sorprende que los jóvenes pilotos, que aún no han ganado nada importante, se sientan con la autoridad para cuestionar su legado».
Mientras tanto, Verstappen optó por no hacer comentarios directos, limitándose a publicar una foto en redes sociales celebrando la victoria con el mensaje: “Para hablar de los resultados”. Sin embargo, su gesto de ignorar a los dos pilotos de McLaren durante el podio no pasó desapercibido para los aficionados ni para los analistas de la F1.
Lo cierto es que esta nueva fricción entre McLaren y Red Bull parece alimentar una narrativa que muchos seguidores del campeonato esperaban: el nacimiento de una nueva rivalidad generacional. La temporada aún no ha llegado a su ecuador, pero si algo ha quedado claro en Barcelona es que las máscaras empiezan a caer y nadie está dispuesto a callarse.
Con Silverstone a la vuelta de la esquina, ya se habla de la próxima rueda de prensa del jueves. ¿Volverán a cruzarse palabras incendiarias entre Norris, Piastri y Verstappen? ¿Responderá la FIA a las insinuaciones de favoritismo? Todo apunta a que lo que está por venir será aún más explosivo.