Ibiza, España — En medio de una tormenta mediática y deportiva, Carlos Alcaraz ha vuelto a ser el centro de atención, pero esta vez fuera de las pistas. A tan solo días de su sorpresiva eliminación en Wimbledon 2025, los paparazzi captaron imágenes que desataron un verdadero terremoto en las redes sociales: el joven tenista español disfrutando unas lujosas vacaciones en un yate en compañía de una figura igualmente mediática, la británica Emma Raducanu.
Pero lo que comenzó como una simple escapada romántica se transformó rápidamente en uno de los temas más comentados del verano. No solo por la inesperada relación entre dos de los talentos más prometedores del tenis mundial, sino por una serie de comportamientos “extraños” y hasta inquietantes a bordo del yate que dejaron a fans, medios y expertos completamente desconcertados.
La derrota de Alcaraz en cuartos de final de Wimbledon, tras caer en sets seguidos ante el canadiense Félix Auger-Aliassime, provocó una oleada de críticas por su falta de concentración y actitud en la cancha. Mientras muchos esperaban que el murciano se refugiara en el entrenamiento o en declaraciones públicas sobre su futuro, él decidió desaparecer… literalmente.
Tres días después de su eliminación, fue avistado en las costas de Ibiza subiendo a un lujoso yate junto a Emma Raducanu. Los rumores sobre una posible relación amorosa entre ambos venían circulando desde hacía semanas, pero las imágenes de abrazos, sonrisas cómplices y paseos en paddle surf lo confirmaron de forma innegable.
No obstante, lo que verdaderamente encendió las alarmas fueron una serie de videos captados por drones y teléfonos móviles de otros turistas que mostraron a la pareja realizando comportamientos… poco comunes. En uno de los videos más virales, Emma y Carlos aparecen disfrazados con capas negras, cantando en voz alta lo que muchos interpretaron como una especie de ritual.
Otro clip muestra a Alcaraz lanzando pétalos al mar mientras Emma sostenía una copa de vino y recitaba frases en latín. Algunos internautas bromearon con que estaban “invocando el espíritu de Rafael Nadal”, mientras otros se preguntaron si se trataba de una simple broma o de un extraño juego privado.
Aunque sus representantes no han emitido ningún comunicado oficial, fuentes cercanas a ambos aseguran que la pareja estaba simplemente “divirtiéndose y escapando del ruido del mundo del tenis”. Sin embargo, eso no detuvo la ola de teorías en redes: desde rituales para la buena suerte, hasta prácticas espirituales o incluso un guión secreto para un documental.
La respuesta de los fans ha sido explosiva y dividida. Mientras una parte celebra la nueva etapa amorosa de ambas estrellas —incluso calificándolos como “la pareja dorada del tenis”—, otros consideran que Alcaraz está “perdiendo el foco” y que sus acciones son “una falta de respeto” hacia su carrera, sus seguidores y el torneo de Wimbledon.
“Debería estar entrenando, no haciendo shows en un yate”, escribió un usuario en X (antes Twitter). Por su parte, fans de Raducanu defendieron a la británica: “Emma ha sufrido bastante presión mediática. Si encontró alguien con quien ser feliz, ¡bien por ella!”
Algunos medios deportivos británicos, como The Tennis Mirror, han planteado la posibilidad de que toda la escapada sea parte de una estrategia de relaciones públicas conjunta, especialmente porque ambos jugadores han firmado recientemente con la misma agencia de representación.
La presencia de cámaras profesionales en el yate, además de un misterioso camarógrafo que fue visto siguiendo a la pareja durante la cena en tierra firme, ha hecho sospechar que quizá se está grabando un nuevo contenido para Netflix o una serie documental sobre la vida personal de los tenistas.
Carlos Alcaraz no ha hecho declaraciones públicas desde Wimbledon, y Emma Raducanu canceló una entrevista con la BBC programada para esta semana. Lo único confirmado es que ambos están inscritos para participar en el US Open 2025, donde podrían incluso enfrentarse… aunque no en la misma categoría.
Mientras tanto, el público sigue atento. ¿Se trata de amor verdadero, un show mediático o una etapa de autodescubrimiento para dos jóvenes estrellas que crecieron bajo la lupa de la fama?
Lo cierto es que el yate en Ibiza ha dejado más preguntas que respuestas. Y, en un verano donde todo parecía girar en torno al tenis, Carlos y Emma han demostrado que, a veces, la verdadera noticia está lejos del marcador.