“El Real Madrid no pierde, el Real Madrid aprende”. Esta frase, pronunciada alguna vez por uno de los grandes íconos del club, podría resonar hoy más que nunca. Con 15 títulos en su haber, el Real Madrid es sinónimo de éxito en la Champions League, pero su reciente eliminación a manos del Arsenal, con un contundente 5-1 en el global, ha sacudido los cimientos del Santiago Bernabéu. La derrota ha puesto en evidencia una verdad incómoda: el centro del campo, el corazón del equipo, necesita un nuevo líder. En medio de este panorama, un nombre brilla por encima del resto: Rodri Hernández, el mediocampista estelar del Manchester City y ganador del Balón de Oro. Su fichaje se ha convertido en la prioridad absoluta para el club blanco.

Rodri, a sus 28 años, no es solo un jugador, es una garantía. En el Manchester City, bajo las órdenes de Pep Guardiola, ha sido el eje de un equipo que ha dominado Inglaterra y Europa. Sus números hablan por sí solos: en la temporada 2022-23, marcó el gol decisivo en la final de la Champions League contra el Inter de Milán, asegurando el triplete para su equipo. Además, su promedio de pases completados supera el 90% por partido, y su capacidad para recuperar balones lo coloca entre los mejores del mundo en su posición. Pero no son solo estadísticas lo que lo hace especial; es su inteligencia táctica, su calma bajo presión y su liderazgo silencioso.

Comparado con los actuales centrocampistas del Real Madrid, Rodri ofrece algo que el equipo extraña desde la retirada de Toni Kroos: control absoluto del juego. Mientras que Jude Bellingham aporta dinamismo y Federico Valverde despliega potencia, ninguno tiene la capacidad de dictar el ritmo del partido como lo hacía Kroos o como lo hace Rodri. Carlo Ancelotti, conocido por su pragmatismo, ve en el español al jugador ideal para devolverle al Madrid esa solidez que lo llevó a conquistar Europa una y otra vez.
La caída ante el Arsenal no fue un accidente. El Real Madrid, a pesar de contar con figuras como Vinicius Junior y Kylian Mbappé, se vio superado en todas las facetas del juego. El centro del campo fue un desierto táctico: sin ideas, sin conexión, sin respuesta. Thibaut Courtois, tras el partido, no escondió su frustración: “Nos faltó orden, alguien que ponga pausa y dirija”. Ancelotti, por su parte, fue más diplomático pero igual de claro: “Necesitamos ajustar cosas para competir al máximo nivel”. La directiva, encabezada por Florentino Pérez, tomó nota. La eliminación no solo dolió, sino que encendió las alarmas y aceleró los planes de refuerzo.
Traer a Rodri no será sencillo. Su contrato con el Manchester City se extiende hasta 2028, y su valor de mercado supera los 130 millones de euros. Además, el City no tiene intención de dejar ir a su pilar fundamental, y otros gigantes europeos podrían entrar en la puja. Sin embargo, el Real Madrid tiene armas para seducirlo: la posibilidad de volver a casa —Rodri nació en Madrid—, liderar un proyecto ambicioso y jugar en el club más grande del mundo. Florentino Pérez, conocido por sus movimientos audaces, estaría dispuesto a romper el mercado para hacer realidad este traspaso.
Si el fichaje se concreta, el impacto sería inmediato. Rodri no solo fortalecería la medular, sino que liberaría a Bellingham y Valverde para brillar en roles más ofensivos. Su llegada traería equilibrio, permitiendo al Madrid controlar los partidos y reducir la presión sobre una defensa que, sin un mediocampo sólido, queda expuesta. Además, su experiencia en finales y su mentalidad ganadora podrían ser el impulso que el equipo necesita para volver a reinar en la Champions League.
El Real Madrid está en una encrucijada. La eliminación de la Champions League ha sido un golpe, pero también una oportunidad para reinventarse. Fichar a Rodri no es solo una cuestión de talento, es una declaración de intenciones: el Madrid no se rinde, el Madrid se transforma. Con él en el equipo, el club blanco podría recuperar su esencia y volver a ser el rey de Europa. Los aficionados, mientras tanto, sueñan con ver a Rodri vestido de blanco, dirigiendo el juego desde el corazón del campo. Porque en el Bernabéu, la historia no termina con una derrota; ahí es donde empieza una nueva conquista.