Si algo podemos esperar de la Inquisición Española, son métodos de tortura únicos y brutales.
De hecho, algunos de los métodos de tortura más notorios de la historia fueron utilizados por los inquisidores para castigar a los presuntos pecadores, como el potro, la rueda y la tortura del agua. Sin embargo, un método de tortura menos conocido, favorecido por los españoles, era la Cuna de Judas, y, curiosamente, se consideraba uno de los más humanos del lugar.
El dispositivo en sí no es particularmente impresionante. Es una pirámide de madera tallada sobre tres patas de madera, similar a un taburete, aunque, hay que admitirlo, no es un lugar cómodo para sentarse. Se colocaba en la esquina de una cámara de tortura, y una persona desnuda era suspendida sobre ella, con las manos y los pies atados con cuerdas a engranajes.
Luego, los bajaban lentamente hasta la cima de la Cuna de Judas, a veces con pesas adicionales, hasta que les rompía la pelvis.
Hipólito De Marsiliis, el arquitecto de la Cuna de Judas
Por supuesto, alguien tuvo que haber inventado la Cuna de Judas, y aunque se atribuye gran parte del mérito a la Inquisición española por su introducción, la idea original fue de un abogado italiano llamado Hipólito De Marsiliis, también conocido como Hipólito Marsili. Marsili también fue el creador de la tortura con agua.
Marsili estudió derecho en Bolonia junto a otras figuras destacadas como Andrea Barbazza, Vincenzo Paleotti y Alberto Cattani, y más tarde se convirtió en el alumno predilecto de Felino Sandeo, quien durante un tiempo ocupó la cátedra de derecho canónico en Ferrara y Pisa.

Culture Club/Getty Images Tortura medieval con agua, típicamente practicada a mujeres, a quienes la Iglesia consideraba más débiles que los hombres y que cedían a una forma de tortura “menor”.
El propio Marsili se doctoró in utroque iure (doctorado en derecho civil y canónico) en 1480 y obtuvo una cátedra de derecho civil dos años después. Posteriormente, se convirtió en mentor de Antonio Burgos y Paolo d’Oria. A lo largo de su carrera, Marsili tuvo numerosos alumnos e impartió innumerables conferencias, muchas de las cuales documentó por escrito.
Pero Marsili es quizás más famoso por los diversos métodos de tortura que desarrolló. Resulta que muchos jueces de su época tenían predilección por la tortura, y aunque Marsili la consideraba solo un mal necesario más que un entretenimiento, su mente produjo algunas de las técnicas de tortura más atroces.
Además de la tortura con agua —que se creaba simplemente observando cómo se erosionaban los fragmentos de piedra bajo el agua—, Marsili también desarrolló la disciplina de la vigilancia forzada. En esta técnica, el prisionero era colocado en una silla y vigilado por torturadores que lo obligaban a permanecer despierto. A veces, esto implicaba obligarlo a permanecer despierto durante 40 horas seguidas.
Marsili, por supuesto, también inventó la Cuna de Judas. Los registros no revelan con exactitud por qué ni cómo. Presumiblemente, Marsili y otros canonistas dedicaron mucho tiempo a reflexionar sobre las técnicas de tortura, y la Cuna de Judas fue solo uno de los resultados de ello.

The Print Collector/Print Collector/Getty Images. La “Cuestión de la Clase Extra”, una forma extrema de tortura similar a la Cuna de Judas y el Burro Español.
Marsili consideraba que muchos de sus métodos de tortura eran humanos simplemente porque no quemaban la carne ni rompían los huesos. Incluso la Cuna de Judas solo pretendía mantener despierta a la persona y privarla del sueño, pero los torturadores aún encontraban la manera de desgarrarla.
El hecho de que las pirámides de madera rara vez se limpiaran tampoco ayudaba, ya que muchos prisioneros morían de infecciones causadas por la sangre y las heces secas.
¿Qué era la Cuna de Judas?
La Cuna de Judas era un instrumento de tortura aparentemente simple pero brutalmente efectivo: una estructura piramidal con una punta afilada, montada sobre cuatro patas robustas. Las víctimas eran suspendidas del techo con cuerdas o cadenas y descendidas lentamente hasta la cima de la pirámide, que penetraba sus zonas más sensibles, generalmente los genitales o el ano. Esta construcción garantizaba que las víctimas sufrieran un dolor insoportable sin posibilidad de escape.

Variantes de la cuna de Judas
Para aumentar la agonía y el terror psicológico, la Cuna de Judas solía modificarse de diversas maneras:
Pesos adicionales: En algunos casos, se fijaban pesos pesados a las piernas o al cuerpo de la víctima para aumentar la fuerza descendente, agravando así las heridas.
Punta con pinchos: La cima de la pirámide a veces estaba equipada con pinchos u objetos afilados para maximizar el dolor y las lesiones.
Movimiento de balanceo: Los torturadores podían balancear o girar el dispositivo, haciendo que la punta afilada penetrara más profundamente en el cuerpo de la víctima y causara un sufrimiento insoportable.
Estas modificaciones convertían la Cuna de Judas no solo en una herramienta de tortura física, sino también en un medio de destrucción psicológica, sumiendo a las víctimas en un estado de pánico y desesperación.
Cómo funcionaba la Cuna de Judas
La tortura con la Cuna de Judas era prolongada y despiadada. Las víctimas eran suspendidas y descendidas lentamente para que la punta afilada penetrara sus cuerpos. El dolor provenía no solo de la penetración en sí, sino también de la presión descendente sostenida ejercida por el propio peso de la víctima, o pesos adicionales. En muchos casos, las víctimas permanecían suspendidas en el dispositivo durante horas o incluso días, lo que resultaba en:
Dolor insoportable: La penetración en zonas sensibles causaba una agonía indescriptible, a menudo acompañada de sangrado profuso.
Daño físico permanente: Las heridas profundas y las infecciones eran casi inevitables, provocando desfiguración o incluso la muerte.
Humillación psicológica: Ser expuesta y torturada en una zona tan vulnerable causaba una profunda vergüenza y destrozaba el alma de la víctima.
Debido al dolor insoportable, muchas víctimas confesaban rápidamente todas las acusaciones en su contra para poner fin a la tortura. Sin embargo, incluso las confesiones rara vez traían alivio, y muchas murieron durante o poco después de la tortura a consecuencia de las lesiones.
La Cuna de Judas en la Historia
La Cuna de Judas fue ampliamente utilizada durante la Inquisición Española, un período conocido por su brutal persecución de presuntos herejes. El dispositivo se convirtió en una herramienta popular utilizada por los inquisidores para extraer confesiones de las víctimas, independientemente de su culpabilidad real.

Aunque estrechamente asociada con la Inquisición Española, la Cuna de Judas también se utilizó en otras partes de la Europa medieval, especialmente en Alemania, donde ahora se exhibe en museos de tortura como un sombrío recordatorio del pasado. El instrumento no solo era una herramienta física, sino también un símbolo de poder y control absolutos por parte de las autoridades religiosas y políticas de la época.
Comparación con Otros Instrumentos de Tortura
La Cuna de Judas comparte similitudes con otro instrumento de tortura medieval, el Burro Español. Ambos utilizaban una estructura afilada en forma de cuña para infligir dolor, pero la Cuna de Judas se consideraba más brutal debido al método de suspender a las víctimas y colocarlas sobre sus puntas, así como a la mayor duración de la tortura. Mientras que el Burro Español se centraba en partir el cuerpo de la víctima colocándola sobre un borde afilado, la Cuna de Judas se centraba en zonas más sensibles, lo que la convertía en un instrumento particularmente temible.
Legado y Lecciones de la Cuna de Judas
Hoy en día, la Cuna de Judas se exhibe en varios museos de tortura europeos, incluyendo uno en Alemania, como testimonio de la crueldad humana. No solo sirve como instrumento de tortura, sino que también simboliza el abuso de poder, la pérdida de humanidad y los horrores que los humanos pueden infligirse unos a otros.
La existencia de la Cuna de Judas nos recuerda la importancia de proteger los derechos humanos y prevenir la repetición de tales atrocidades. También sirve como advertencia de que, en tiempos de ignorancia y fanatismo, la humanidad puede caer en crueldades imperdonables.
Conclusión
La Cuna de Judas, con su diseño simple pero despiadado, se considera uno de los instrumentos de tortura más crueles de la historia de la humanidad. Utilizada para infligir dolor, humillación y obtener confesiones, ha dejado una huella imborrable en el pasado. Aunque la Edad Media ya pasó, las historias de la Cuna de Judas siguen siendo un conmovedor recordatorio de lo que la humanidad es capaz de hacer en sus momentos más oscuros. Puede que la historia haya olvidado esta herramienta del “infierno en la tierra”, pero sus lecciones deben recordarse para garantizar que tales crueldades no vuelvan a ocurrir.