En un sorprendente giro de los acontecimientos en el Campeonato de la PGA 2025, celebrado en el Quail Hollow Club, Rory McIlroy, vigente campeón del Masters y número 2 del mundo, fue descalificado del torneo debido a una controvertida decisión de los organizadores. La decisión, que sorprendió a jugadores, aficionados y analistas, ha desatado una ola de críticas y ha provocado un boicot masivo del evento por parte de miles de aficionados, que se unen en apoyo del icono del golf norirlandés.
La controversia surge de una inspección previa al torneo realizada por la Asociación de Golf de Estados Unidos (USGA), que determinó que el driver TaylorMade Qi10 de McIlroy no cumplía con las normas debido a un efecto elástico excesivo, resultado del desgaste por un uso prolongado. Según informes, el driver, que McIlroy había usado para asegurar victorias en el Masters y el Players Championship a principios de 2025, no superó la prueba de Tiempo Característico (CT), lo que llevó a los oficiales a prohibir su uso. McIlroy se vio obligado a cambiar a un driver de repuesto pocos días antes del campeonato, un cambio que afectó visiblemente su rendimiento. Tuvo dificultades desde el tee, acertando solo 10 de 28 fairways en las dos primeras rondas, y apenas superó el corte con un 1 sobre 143.
Sin embargo, la situación se agravó drásticamente cuando los organizadores descalificaron a McIlroy antes de la tercera ronda, alegando una “infracción del reglamento del torneo” no especificada. Los detalles siguen siendo confusos, ya que la PGA de Estados Unidos solo ha publicado declaraciones vagas, negándose a especificar la naturaleza de la infracción. Esta falta de transparencia ha alimentado la especulación y la indignación, y muchos se preguntan si la decisión estuvo relacionada con el problema del driver o con otra infracción no revelada. Según informes, McIlroy, conocido por su franqueza emocional, fue visto llorando al salir del campo, negándose a hacer declaraciones a los medios.
La descalificación ha provocado una reacción violenta sin precedentes. Los aficionados, ya frustrados por lo que perciben como una aplicación inconsistente de las reglas, recurrieron a las redes sociales para expresar su enojo. Publicaciones en X calificaron la decisión de “injusta” y “una vergüenza para el deporte”, con hashtags como #JusticiaParaRory y #BoycottPGA que se convirtieron en tendencia mundial. Miles de espectadores de Quail Hollow abandonaron el estadio en protesta, y aumentaron las demandas de reembolso de entradas, con informes que sugieren que la PGA podría verse obligada a reembolsar a los aficionados por la abrupta salida de una de las mayores estrellas del golf.
Otros jugadores también han opinado. Justin Rose, quien perdió contra McIlroy en un desempate del Masters, calificó la situación de “desgarradora”, mientras que el excapitán de la Ryder Cup, Paul McGinley, criticó a la USGA por no aclarar públicamente la decisión, argumentando que perjudicaba la credibilidad del torneo. La controversia ha reavivado el debate sobre los protocolos de prueba de equipos de la PGA, y algunos expertos señalan que el “desplazamiento de CT” es un problema común en jugadores de alta velocidad como McIlroy y no implica trampas intencionales.
Mientras el Campeonato de la PGA 2025 continúa sin McIlroy, el boicot amenaza con eclipsar la conclusión del evento. Los aficionados argumentan que los organismos rectores del deporte deben priorizar la transparencia y la equidad para restablecer la confianza. Por ahora, los seguidores de McIlroy se mantienen firmes y prometen apoyarlo mientras supera este devastador revés en una carrera marcada por la resiliencia y la brillantez.