En un giro inesperado que ha sacudido los cimientos del fútbol internacional, el presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, ha enviado un mensaje duro y directo a la FIFA, exigiendo que el FC Barcelona sea excluido del próximo Mundial de Clubes. En un momento de gran tensión, Cerezo pronunció nueve palabras que se viralizaron en el mundo deportivo: “Si juega el Barcelona, ââno estaremos en el Mundial”.
La declaración fue interpretada como una abierta amenaza de boicot por parte del Atlético y provocó una ola de reacciones a nivel nacional e internacional. El presidente rojiblanco mostró su profunda indignación por lo que considera una falta de equidad deportiva y un agravio comparativo frente a otros clubes.
Cerezo, que en los últimos meses ha mantenido un perfil bajo, sorprendió a todos al entrar al debate con una posición rotunda y decidida. Según fuentes cercanas al club, el malestar nace de la decisión de la FIFA de invitar al FC Barcelona al torneo, pese a las investigaciones judiciales en curso y los interrogantes que pesan sobre la entidad azulgrana, en particular en torno al “caso Negreira”, que aún está siendo analizado por la justicia española.
“No se puede premiar a un club que está siendo investigado por graves irregularidades, mientras otros han cumplido todos los requisitos éticos y deportivos para estar ahí”, afirmó Cherry Tree en privado, según información filtrada a medios deportivos. La declaración pública de las nueve palabras fue sólo el comienzo de una presión institucional que podría intensificarse en las próximas semanas.
La respuesta de la FIFA fue rápida. En un comunicado difundido unas horas después, el presidente del máximo organismo del fútbol mundial, Gianni Infantino, respondió con contundencia, reiterando que la FIFA opera sobre los principios de inclusión, presunción de inocencia y meritocracia deportiva. “Ningún club será excluido por presiones externas o declaraciones públicas. Las decisiones se toman con base en criterios técnicos y legales, no en amenazas”, afirmó Infantino.
La contundencia del mensaje dejó a Cerezo sin argumentos inmediatos. Según algunos periodistas presentes en la sede del Atlético de Madrid, el presidente del club optó por guardar silencio tras recibir la respuesta oficial y se negó a ofrecer más declaraciones al respecto.
El conflicto abre un nuevo frente en la ya tensa relación entre algunos clubes españoles y los organismos que rigen el fútbol internacional. Desde hace meses existe un clima de desconfianza entre varios equipos de LaLiga y la FIFA, agravado por decisiones relacionadas con los calendarios, el reparto de ingresos y, ahora, los criterios de selección del renovado Mundial de Clubes, que contará con 32 equipos y se disputará en 2025.
Mientras tanto, el FC Barcelona, âârodeado de polémica, no ha hecho ningún comentario oficial. Sin embargo, desde el ambiente del club se percibe una mezcla de serenidad y firmeza. La directiva de la selección catalana asegura que su participación en el Mundial está plenamente justificada por los méritos deportivos acumulados en las últimas temporadas y colabora activamente con las autoridades para aclarar cualquier cuestión legal pendiente.
El silencio de Barcelona contrasta con la vehemencia de Cerezo, cuya posición ha polarizado la opinión pública. En las redes sociales, la afición del Atlético de Madrid mostró su apoyo a su presidente, elogiando su valentía al “defender la justicia deportiva”. Sin embargo, también ha habido críticas, sobre todo desde sectores neutrales y barcelonistas, que ven la actitud de Cerezo como un intento de manipular las instituciones para obtener una ventaja competitiva.
La noticia ha generado impacto en la comunidad futbolística internacional. Analistas de diversos países han debatido si es legítimo exigir la exclusión de un club mientras no haya una sentencia firme en su contra. La mayoría coincide en que la FIFA no puede actuar a través de la presión mediática o política y que cualquier medida debe tener respaldo legal.
Algunos expertos en derecho deportivo también han advertido de que si la FIFA sancionara al FC Barcelona sin una base legal sólida, podría recurrir al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), lo que añadiría más complejidad al asunto.
Al mismo tiempo, otros clubes europeos observan con atención el desarrollo de los acontecimientos. Se especula que el conflicto de escala podría ser una fractura institucional al interior de la organización del Mundial de Clubes, en un contexto ya complicado por las tensiones entre la UEFA, la FIFA y los promotores de la Superliga.
En resumen, las nueve palabras de Enrique Cerezo provocaron un terremoto en el fútbol de élite. Aunque la respuesta de la FIFA parece cerrar la puerta a su petición, la presión mediática y política seguirá aumentando a medida que se acerque la fecha del torneo. Lo que parecía una simple pregunta sobre la lista de invitados se ha convertido en un nuevo capítulo en el eterno debate entre justicia, poder y fútbol.