El mundo de la Fórmula 1 vuelve a estar en crisis tras un fin de semana tumultuoso en Baréin, donde el director de Red Bull, Christian Horner, emitió una declaración urgente sobre el futuro del equipo. Al mismo tiempo, la FIA anunció una descalificación tardía que avivó aún más los ánimos. La combinación de conflictos internos en Red Bull y la controvertida decisión de la FIA ha captado la atención tanto de aficionados como de expertos. ¿Qué está pasando exactamente y cómo afecta a la dinámica del campeonato de 2025?
El Gran Premio de Baréin fue una decepción para Red Bull, ya que Max Verstappen terminó sexto debido a problemas persistentes con el RB21. El coche presenta problemas de equilibrio, y la frustración de Verstappen fue claramente visible. Tras la carrera, Horner se reunió de emergencia con el equipo, donde, según fuentes cercanas a Red Bull, hizo una declaración sobre la dirección del equipo. “Tenemos que hacer todo lo posible para apoyar a Max”, habría dicho Horner, refiriéndose a la necesidad de mejorar el coche y restablecer la calma en el equipo. El reciente caos en torno a Liam Lawson, quien fue reemplazado por Yuki Tsunoda tras dos carreras, ha aumentado aún más la tensión en Red Bull. Verstappen ha expresado abiertamente su descontento con la decisión, alimentando las especulaciones sobre su futuro en el equipo.
Horner enfatizó en su declaración que Red Bull apoya plenamente a Verstappen y que la prioridad es resolver los problemas técnicos. También señaló la necesidad de integrar mejor a Tsunoda, quien sumó puntos en Baréin con un noveno puesto. Sin embargo, la presión sobre Horner parece estar aumentando. La marcha de Adrian Newey a Aston Martin y el rendimiento inconsistente del RB21 han generado dudas sobre su liderazgo. Según el comentarista de Sky Sports, Martin Brundle, Horner se enfrenta a una prueba crucial: «Si Red Bull quiere retener a Verstappen, tiene que darle un coche que pueda ganar». Con sus rivales Mercedes y McLaren rindiendo mejor en Baréin, la urgencia es mayor que nunca.
Mientras tanto, la FIA echó más leña al fuego con una descalificación tardía tras la carrera de Baréin. Nico Hülkenberg, que inicialmente había terminado fuera de los puntos para Haas, fue descalificado de los resultados porque los bloques de deslizamiento de su coche estaban demasiado desgastados. La FIA midió un grosor de 8,4 mm, por debajo de los 9 mm exigidos por el artículo 3.5.9 del reglamento técnico. Haas admitió el error, y la descalificación era inevitable. Esta decisión siguió a otra polémica en torno a George Russell, quien fue investigado por un presunto uso ilegal de su sistema DRS debido a un fallo de funcionamiento. Sin embargo, la FIA dictaminó que Russell no merecía una sanción, ya que el equipo había podido activarlo manualmente debido a un fallo externo de sincronización.
La descalificación de Hulkenberg y la absolución de Russell han generado reacciones encontradas. Verstappen, quien ha criticado durante mucho tiempo la inconsistencia de la FIA, calificó las reglas de “demasiado arbitrarias”. Hizo referencia a incidentes anteriores, como las descalificaciones de Lewis Hamilton, Charles Leclerc y Pierre Gasly en China por infracciones técnicas. “Una vez es una multa, otra es una descalificación. Es difícil de seguir”, declaró después de la carrera. Esta frustración la comparten otros pilotos, incluido Lando Norris, quien recibió una penalización de tiempo en Baréin por una infracción menor en la parrilla.
La FIA ha estado bajo presión para aclarar la normativa, en particular con los controles más estrictos sobre los alerones flexibles introducidos tras Australia. Red Bull, que históricamente se ha beneficiado de las zonas grises del reglamento, expresó su descontento con la tardía intervención de la FIA a través de Horner. “Necesitamos claridad, no caos”, declaró, refiriéndose al impacto de las sanciones impredecibles en la preparación de los equipos. Sin embargo, la reciente advertencia del presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem —”Las reglas están para cumplirse”— parece no haber convencido a los equipos, que exigen mayor transparencia.
Para Red Bull, la situación es precaria. Con McLaren dominando el campeonato de constructores y Mercedes acercándose, el equipo no puede permitirse más tropiezos. Las declaraciones de Horner subrayan la atención puesta en Verstappen, pero la pregunta sigue siendo si será suficiente para mantener contento al tetracampeón del mundo. Siguen circulando rumores de un posible traspaso a Mercedes o Aston Martin, especialmente con la inminente llegada del cambio de reglamento de 2026. Mientras la Fórmula 1 se prepara para el Gran Premio de Arabia Saudí, todas las miradas están puestas en Red Bull y la FIA. ¿Conseguirá Horner restablecer la calma y podrá la FIA frenar el creciente descontento? La tensión en el paddock es palpable y la temporada promete ser un espectáculo.