Lo que debía ser una celebración más del talento juvenil del tenis mundial terminó en un auténtico terremoto mediático. Apenas habían transcurrido cinco minutos desde la rueda de prensa posterior a la final del Campeonato Abierto de Cincinnati 2025, cuando Jannik Sinner, con el rostro serio y un tono inusualmente vehemente, presentó un dosier que —según él— contenía pruebas de que Carlos Alcaraz, número uno del mundo, habría recibido un trato preferencial por parte del árbitro principal durante la final.
La final entre Alcaraz y Sinner había sido de altísimo nivel. Tres sets intensos, con intercambios espectaculares y un desenlace de infarto que terminó con victoria del murciano por 6-7, 7-5 y 7-6. El público en Cincinnati se rindió ante la calidad de ambos, aunque algunos abucheos aislados se escucharon tras un par de decisiones polémicas de línea que beneficiaron a Alcaraz.
Hasta ese momento, lo ocurrido no era más que parte del dramatismo propio de cualquier final de tenis. Pero lo que sucedió después cambió la narrativa por completo.
En la sala de prensa, Sinner sorprendió a todos al mostrar imágenes capturadas por un miembro de su equipo técnico. Según su explicación, en ellas se veía al árbitro manteniendo supuestamente un contacto visual “sospechoso” con Alcaraz en momentos clave del partido.
“El tenis debe ser un deporte limpio. Si un árbitro favorece a un jugador, no hay gloria verdadera”, declaró Sinner, generando un silencio absoluto entre periodistas y asistentes.
Lo más impactante fue que el italiano aseguró tener audios en los que se escuchaba al juez principal cambiar la forma de anunciar las decisiones tras un gesto de Alcaraz. Sin embargo, no reprodujo dichos audios, limitándose a decir:
“Si la ATP quiere justicia, tiene que revisar este material.”
Carlos Alcaraz, al enterarse de las acusaciones, pidió comparecer de inmediato ante la prensa. En un tono firme pero tranquilo, el murciano respondió:
“Respeto a Jannik como rival, pero estas acusaciones son falsas y me duele que se intente ensuciar una final tan hermosa. Gané por mi esfuerzo, no por favores.”
El español incluso fue más allá y pidió públicamente a la organización del torneo que revisara todas las grabaciones oficiales:
“Que lo analicen todo, punto por punto. No tengo nada que esconder.”
La Asociación de Tenis Profesional no tardó en pronunciarse. Apenas una hora después, emitió un comunicado en el que confirmaba la apertura de una investigación preliminar, pero calificaba de “altamente improbables” las sospechas presentadas por Sinner.
“El sistema de videoarbitraje y las grabaciones de Hawk-Eye serán revisados. Nuestra prioridad es preservar la integridad del deporte”, señaló el texto.
Las reacciones en el mundo del tenis no se hicieron esperar. Algunos exjugadores, como el estadounidense Andy Roddick, escribieron en redes sociales:
“En una final siempre habrá polémica. Pero acusar de trampa es algo muy serio. Espero que Sinner tenga pruebas reales.”
Otros, en cambio, mostraron cierta empatía hacia el italiano. La leyenda suiza Stan Wawrinka comentó:
“Cuando sientes que todo está en tu contra, la frustración te puede llevar a conclusiones extremas. Pero entiendo a Jannik, esas decisiones fueron raras.”
En Italia, la prensa deportiva no tardó en respaldar a su compatriota. El diario La Gazzetta dello Sport tituló: “Sinner denuncia irregularidades en Cincinnati: la final bajo sospecha.”
En contraste, los periódicos españoles defendieron con uñas y dientes a su estrella. Marca escribió: “Alcaraz no necesita trampas: Cincinnati fue otra prueba de su grandeza.”
Las redes sociales se incendiaron bajo el hashtag #CincinnatiGate, con debates encendidos entre italianos y españoles, y miles de memes sobre árbitros con gafas oscuras y guiños cómplices.
Horas más tarde, la cadena estadounidense ESPN reveló un dato que podría desmontar el argumento de Sinner: las imágenes que mostró en rueda de prensa provenían de una cámara no oficial, con ángulos alterados y sin audio ambiental. Especialistas en edición sugirieron que podían haber sido manipuladas.
A pesar de esto, el daño ya estaba hecho. La reputación del torneo quedó en entredicho y el nombre de Alcaraz volvió a estar en boca de todos, no solo por su tenis, sino por la sombra de un escándalo.
Hoy, a escasas horas de la final, no está claro si lo ocurrido pasará a la historia como un caso de conspiración real en el tenis o como un episodio de frustración desmedida. Lo cierto es que la tensión entre Sinner y Alcaraz ha alcanzado un nuevo nivel, y muchos ya hablan de la “rivalidad más encendida del tenis moderno”.
Lo único indiscutible es que, gane quien gane en futuras pistas, el Cincinnati 2025 será recordado no solo por sus puntos espectaculares, sino también por la acusación más explosiva de los últimos tiempos.