Cincinnati — Lo que comenzó como una simple derrota deportiva en el Abierto de Cincinnati se ha convertido en una de las historias más tensas y comentadas de la temporada. Emma Raducanu, visiblemente afectada después de perder contra Aryna Sabalenka, había permanecido en silencio frente a una ola de críticas, mensajes hostiles e incluso amenazas. Sin embargo, anoche, tras recibir el apoyo público de su novio, Carlos Alcaraz, la tenista británica decidió pronunciarse con una firmeza que nadie esperaba.
“Ya basta”, fueron las primeras palabras de Raducanu en una conferencia de prensa improvisada que se celebró en la sala de medios del torneo. Con la voz temblorosa pero decidida, miró directamente a las cámaras y dijo:
“Durante las últimas semanas he sido acosada, insultada y amenazada. Hoy quiero decir el nombre de la persona que me ha hecho pasar por todo esto: [Nombre del presunto agresor]”.
El silencio en la sala fue absoluto. Varios periodistas, incrédulos, intercambiaban miradas. Nunca antes Raducanu había señalado públicamente a un individuo en un contexto tan delicado. Según sus declaraciones, las amenazas comenzaron días después de su eliminación en Wimbledon y se intensificaron tras su derrota ante Sabalenka.
Minutos después de la conferencia, Carlos Alcaraz, que había estado entrenando en la pista central, publicó un mensaje en sus redes sociales que rápidamente se volvió viral:
“Estoy orgulloso de Emma por hablar. Nadie merece este trato. El tenis es competencia, no un campo de batalla de odio. Estaré a su lado hasta el final.”
El mensaje fue acompañado de una foto de ambos, tomada horas antes, en la que Emma sonreía tímidamente mientras Carlos la abrazaba. En cuestión de minutos, el hashtag #EstamosContigoEmma comenzó a escalar en tendencias mundiales.
La magnitud de la acusación obligó a la Federación Internacional de Tenis (ITF) a actuar. Un comunicado oficial, emitido apenas una hora después, confirmó que se abriría una investigación interna y que se pondría en contacto con las autoridades correspondientes.
“El bienestar físico y mental de nuestros jugadores es nuestra prioridad. No toleramos ninguna forma de acoso o amenaza”, declaró el portavoz de la ITF.
Fuentes internas filtraron que el presunto agresor ya había sido advertido en el pasado por comportamientos inapropiados hacia otras jugadoras, aunque nunca se habían presentado pruebas tan concretas como las aportadas ahora por Raducanu.
En un giro inesperado, la persona señalada por Emma Raducanu respondió públicamente apenas cinco minutos después de que su nombre se hiciera viral:
“Espero que se haga justicia ahora que hemos alzado la voz. Hay cosas que deben salir a la luz y estoy dispuesto a colaborar con cualquier investigación.”
Sus palabras desconcertaron aún más a los aficionados, ya que parecían contradecir las acusaciones y, al mismo tiempo, insinuar que existía una historia oculta detrás del conflicto.
Entre los aficionados y analistas deportivos, la situación ha generado un intenso debate. Algunos aplauden el valor de Raducanu por denunciar, mientras que otros cuestionan si la acusación pública, sin un proceso previo, podría desencadenar consecuencias legales.
La periodista deportiva española Laura Martínez comentó en directo para una cadena internacional:
“Esto trasciende el deporte. Estamos ante un caso que mezcla la presión mediática, la salud mental y la justicia. Emma ha dado un paso muy arriesgado, pero quizá necesario para frenar el acoso en el tenis profesional.”
Cercanos a Raducanu aseguran que la situación la había llevado a un punto crítico. “No dormía bien, evitaba salir de su hotel y se mostraba ansiosa antes de cada entrenamiento”, reveló una fuente del equipo técnico. Carlos Alcaraz, consciente del desgaste emocional de su pareja, habría insistido en que hablara públicamente antes de que el daño fuera irreversible.
Incluso Aryna Sabalenka, su rival en Cincinnati, se pronunció:
“La competencia es en la pista, no fuera de ella. Lo que le ha pasado a Emma es inaceptable y le envío toda mi fuerza.”
Con la investigación en marcha, se espera que en los próximos días se conozcan más detalles sobre las pruebas que respaldan la denuncia. Mientras tanto, Raducanu y Alcaraz han decidido permanecer juntos en Nueva York, donde ambos se preparan para el US Open.
Más allá de las victorias o derrotas que puedan venir, este episodio ha marcado un antes y un después en la forma en que el mundo del tenis aborda el acoso y la protección de sus jugadores.
Y aunque la historia aún está lejos de resolverse, una cosa es clara: Emma Raducanu ha encontrado en su voz —y en el apoyo de Carlos Alcaraz— la fuerza para enfrentarse no solo a un rival en la pista, sino a una sombra que la perseguía fuera de ella.