Últimas noticias: Las acciones de Tesla se desploman, lo que le cuesta a Elon Musk más de 17 mil millones de dólares.
Las acciones de Tesla se desplomaron el 24 de julio de 2025, tras una dura advertencia del director ejecutivo Elon Musk sobre el futuro complejo de la compañía, provocado por la inminente expiración de los créditos fiscales para vehículos eléctricos (VE) en Estados Unidos. Las acciones se desplomaron más de un 4% en cada sesión, eliminando un valor de mercado significativo y asestando un duro golpe a la fortuna personal de Musk, que se redujo en más de 17.000 millones de dólares, según estimaciones del Índice de Multimillonarios de Bloomberg. Esta drástica caída subraya la creciente presión sobre Tesla mientras navega por un panorama de mercado turbulento, marcado por la disminución de las ventas, la intensificación de la competencia y la dinámica política cambiante.
El catalizador de esta conmoción en el mercado fue el informe de resultados del segundo trimestre de Tesla, que reveló una caída del 16% en los ingresos netos, hasta los 1.170 millones de dólares, y una disminución del 12% en los ingresos, hasta los 22.500 millones de dólares, cifra inferior a la esperada por Wall Street de 22.740 millones de dólares. Las entregas de vehículos eléctricos de Tesla también se desplomaron un 14%, con solo 384.000 unidades entregadas en comparación con el año anterior. Estas cifras decepcionantes se vieron agravadas por la sincera admisión de Musk, durante una conferencia telefónica con inversores, de que el vencimiento del crédito fiscal federal de 7.500 dólares, previsto para el 30 de septiembre de 2025, podría generar trimestres difíciles para la compañía. Este cambio de política, implementado durante la administración del presidente Donald Trump, elimina un incentivo financiero clave que ha impulsado las ventas de Tesla, especialmente en Estados Unidos, su mayor mercado.
El impacto de la expiración del crédito fiscal es significativo, ya que afecta directamente la viabilidad de Tesla en un mercado donde la sensibilidad al precio es cada vez más crítica. Los competidores, en particular el fabricante chino, han ganado terreno con vehículos eléctricos de bajo precio, como el BYD Seagull, cuyo precio de venta ronda los 10.000 dólares. En cambio, el modelo económico de Tesla, a menudo conocido como Model 2 o Model Q, no se lanzará hasta finales de 2025 y se espera que cueste alrededor de 25.000 dólares, lo que lo coloca en desventaja competitiva. En China, las entregas de Tesla desde su fábrica de Shanghái cayeron un 49% en febrero de 2025, el nivel más bajo desde julio de 2022, mientras que BYD reportó un aumento del 161% en las ventas durante el mismo período, entregando más de 318.000 vehículos.
Además de los desafíos del mercado, Tesla se enfrenta a problemas de reputación relacionados con las actividades políticas polarizantes de Musk. Su destacado papel como asesor de Trump y su liderazgo en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) han generado críticas y provocado protestas contra Tesla. Se han reportado actos de vandalismo contra vehículos y concesionarios de Tesla a nivel mundial, especialmente en Europa, donde las ventas se han desplomado un 45 % en mercados clave como Alemania, Francia y Noruega. En Alemania, las matriculaciones de Tesla cayeron un 76 % en febrero, en parte atribuido al controvertido apoyo de Musk al partido de extrema derecha Alternative Für Deutschland. Estos incidentes han alimentado la percepción de que la marca Tesla se está convirtiendo en un foco de atención político, alejando a algunos consumidores.
El giro estratégico de Musk hacia la conducción autónoma y la inteligencia artificial (IA) también ha suscitado inquietud entre los inversores. Durante la presentación de resultados, enfatizó la ambición de Tesla de lanzar un servicio de robotaxi al 50% de la población estadounidense para finales de año, a la espera de la aprobación regulatoria. Un programa piloto está en marcha en Austin, Texas, pero las primeras pruebas se han visto empañadas por accidentes, incluyendo un robotaxi que se desvió hacia el tráfico en sentido contrario. Si bien Musk insiste en que Tesla debería ser valorada como una empresa de robótica e IA en lugar de un fabricante de automóviles tradicional, los analistas cuestionan si estas iniciativas pueden compensar los principales problemas de la compañía en el sector automotriz. La disminución de las ventas a crédito regulatorio, que cayeron de $890 millones a $439 millones interanuales, está erosionando aún más una fuente de ingresos que alguna vez fue lucrativa.
A pesar de estos desafíos, algunos analistas se mantienen moderadamente optimistas. Wedbush Securities mantiene una calificación de “superior al mercado” para Tesla, con un precio objetivo a 12 meses de 550 dólares, citando una posible recuperación gracias a la tecnología de conducción autónoma y un modelo de vehículo más asequible. Sin embargo, otros, como el analista de UBS Joseph Spak, han recortado sus previsiones, pronosticando una caída del 5 % en las entregas en 2025. La capitalización bursátil de Tesla, que actualmente ronda los 800 000 millones de dólares, ha perdido casi 900 000 millones desde su máximo en diciembre de 2024, lo que refleja la inquietud de los inversores.
Mientras Tesla se enfrenta a una tormenta perfecta de vientos económicos, competitivos y políticos, la capacidad de Musk para guiar a la compañía durante esta crisis será crucial. Los próximos trimestres pondrán a prueba si Tesla logra recuperar su posición o si su dominio en el mercado de vehículos eléctricos está realmente en riesgo. Por ahora, la reacción del mercado es elocuente: la volatilidad de las acciones de Tesla y el declive de la fortuna de Musk señalan un momento crucial para la compañía y su enigmático líder.