Detrás de cada gran campeón hay una historia de amor que marca el rumbo de su vida. Para Novak Djokovic, uno de los mejores tenistas de todos los tiempos, esa historia tiene un nombre propio: Jelena. Más que una compañera, ella ha sido su roca, su inspiración silenciosa y su mayor refugio en los momentos más desafiantes de su carrera.
Todo comenzó con un encuentro aparentemente insignificante pero lleno de destino. Novak y Jelena se conocieron en la escuela secundaria de deportes en Serbia, cuando ambos eran apenas unos adolescentes con sueños por cumplir. Según palabras del propio Djokovic, la primera vez que la vio sintió algo especial, aunque jamás imaginó que esa joven risueña y decidida se convertiría en el amor de su vida.
Su relación no siempre fue fácil. Durante años, Jelena lo apoyó desde la distancia, mientras Novak viajaba por el mundo en torneos, muchas veces sin grandes recursos ni comodidades. Pero ella siempre estuvo ahí: con una llamada, con una carta, con palabras de aliento que mantenían viva la llama de la esperanza.
Cuando Djokovic comenzó a escalar posiciones en el mundo del tenis, Jelena no solo celebraba los triunfos, sino que también sufría en silencio cada derrota, cada lesión, cada crítica. A lo largo de los años, ella no solo ha sido su pareja, sino también su confidente, su guía espiritual, incluso la directora de su fundación benéfica. Su amor ha crecido con los años, fortalecido por la complicidad, el respeto mutuo y los valores compartidos.
En más de una ocasión, Novak ha reconocido públicamente que no sería quien es hoy sin Jelena a su lado. En los momentos de duda, ha sido ella quien lo ha ayudado a reencontrar su propósito. En los momentos de gloria, ha sido ella quien lo ha mantenido con los pies en la tierra.
Hoy, con una familia formada y una carrera que sigue rompiendo récords, Novak Djokovic sabe que su éxito no es solo fruto de su talento o disciplina, sino también de ese apoyo sólido e inquebrantable que Jelena le ha ofrecido desde el primer momento. Un amor que nació en silencio y que, con el tiempo, se convirtió en el corazón de toda una leyenda.