La presión en el Real Madrid ha alcanzado niveles críticos tras el decepcionante debut del equipo en el Mundial de Clubes 2025, donde empató 1-1 contra Al Hilal el pasado 18 de junio en Miami. Florentino Pérez, presidente del club, ha perdido la paciencia con Xabi Alonso, el nuevo entrenador, y le ha dado un ultimátum de 24 horas para realizar cambios tácticos drásticos si no quiere enfrentarse a una salida prematura. Este movimiento refleja la urgencia de un club que, tras una temporada sin títulos importantes, ve el torneo como una oportunidad clave para recuperar prestigio y estabilidad, pero también como un campo minado para el técnico tolosarra, quien apenas lleva dos semanas al mando.
El empate ante Al Hilal dejó en evidencia las carencias del Real Madrid bajo la dirección de Alonso. Sin Kylian Mbappé, confinado en su hotel por un proceso viral, el equipo mostró falta de equilibrio y profundidad ofensiva. Federico Valverde, capitán en ausencia de los lesionados, falló un penal crucial, mientras que la defensa, liderada por los jóvenes Raúl Asencio y Dean Huijsen, cometió errores que costaron el gol del empate. La apuesta de Alonso por un 4-3-3 tradicional, con Gonzalo García Vázquez como delantero centro y Vinicius Jr. y Rodrygo en las bandas, no logró imponerse ante un Al Hilal bien estructurado. Las estadísticas del partido, con un 52% de posesión para los blancos y solo tres disparos a puerta, según SofaScore, subrayaron la falta de ideas claras en el juego madridista.
Pérez, conocido por su exigencia implacable, no ha ocultado su frustración. Según fuentes cercanas al club, el presidente considera que Alonso, a pesar de su prestigio tras conquistar la Bundesliga invicta con el Bayer Leverkusen, no ha sabido adaptar su filosofía al contexto del Real Madrid, donde los resultados inmediatos son innegociables. El ultimátum de 24 horas, comunicado tras una reunión de emergencia en la madrugada del 19 de junio, exige que Alonso implemente un sistema más sólido, posiblemente con una defensa de cinco o un doble pivote en el centro del campo, para garantizar victorias en los próximos partidos contra Pachuca y Auckland City. La advertencia es clara: una eliminación temprana en el Mundial podría significar el fin de la era de Alonso antes de que comience la temporada 2025-26.
El técnico, por su parte, enfrenta un escenario complicado. Con apenas 17 días de trabajo y una plantilla mermada por lesiones de jugadores clave como Antonio Rüdiger, David Alaba, Éder Militão y Dani Carvajal, Alonso ha tenido poco tiempo para implementar su visión de juego, que combina presión alta, posesión pulida y progresiones interiores. En su rueda tras el partido, admitió: “Nos faltó equilibrio, pero es solo el primer paso. En la segunda parte hubo reacción.” Sin embargo, sus palabras no han calmado a una directiva que esperaba un impacto más contundente, especialmente tras el respaldo público de Pérez durante la presentación de Alonso el 26 de mayo, cuando lo calificó como “una leyenda que llevará al Madrid a nuevas alturas.”
La tensión se agrava por las fricciones internas. La exigencia de Mbappé de que se retire la capitanía a Valverde tras el partido contra Al Hilal ha añadido leña al fuego, evidenciando divisiones en el vestuario. Aunque Alonso defendió a Valverde, destacando su “liderazgo natural,” la situación pone a prueba su capacidad para gestionar egos y mantener la cohesión del equipo. Además, la salida inminente de Luka Modric y Lucas Vázquez tras el torneo, junto con la irregularidad de Rodrygo, limitan las opciones tácticas del entrenador.
Los aficionados, divididos en redes sociales, reflejan el clima de incertidumbre. Mientras algunos piden paciencia para Alonso, otros exigen resultados inmediatos, recordando que el Real Madrid no tolera tropiezos en competiciones de prestigio. El Mundial de Clubes, con un premio de hasta 145 millones de euros, es una prioridad para Pérez, quien ve en el torneo una plataforma para reafirmar la hegemonía del club tras una temporada gris. Sin embargo, el calendario apretado y las altas temperaturas en Estados Unidos complican la preparación del equipo.
El próximo partido contra Pachuca, programado para el 22 de junio, será decisivo. Si Alonso no logra una victoria convincente, su futuro podría quedar sentenciado. El ultimátum de Pérez no solo pone en juego el destino del entrenador, sino que también expone las contradicciones de un club que apostó por un proyecto a largo plazo con Alonso, pero que no está dispuesto a concederle tiempo. En el Real Madrid, la paciencia es un lujo que pocos pueden permitirse, y Xabi Alonso, a pesar de su pedigrí, no es la excepción. El reloj ya está en marcha, y el tolosarra tiene 24 horas para demostrar que puede enderezar el rumbo de un gigante en crisis.