Ramsés II, también conocido como Ramsés el Grande, gobernó Egipto durante más de seis décadas y dejó una huella imborrable en la historia del antiguo Egipto. Nacido en 1303 a. C. y fallecido en 1213 a. C., Ramsés II fue el último gran faraón que dejó una huella tan profunda y duradera en el poder egipcio. A pesar de los muchos milenios transcurridos desde su reinado, su legado sigue vivo y fascinante, tanto para los historiadores como para el público en general.
Una de sus cualidades más notables fue su extraordinaria esperanza de vida de 90 años. En una época en la que la vida a menudo estaba marcada por la enfermedad y la muerte prematura, esta longevidad resulta aún más impresionante. Ramsés II no solo fue un gobernante excepcional, sino también un símbolo de perseverancia y éxito en el antiguo Egipto. Durante sus 66 años de reinado, dirigió numerosas campañas militares, en particular contra los hititas, y encargó la construcción de estructuras monumentales, incluyendo el famoso templo de Abu Simbel, que sigue siendo uno de los testimonios más impresionantes de su reinado.
Ramsés II tuvo numerosos descendientes, 152 en total, lo que subraya su papel como patriarca de su dinastía y cabeza de familia. Muchos de estos descendientes fueron figuras importantes de la historia egipcia, y su nombre se transmitió de generación en generación. Sin embargo, Ramsés II no solo era conocido por sus descendientes, sino también por su apariencia física. Contrariamente a la percepción popular de un faraón oscuro y misterioso, Ramsés II tenía el pelo rojo, un rasgo llamativo en la antigüedad. Esta característica añade una dimensión adicional de singularidad a su imagen y demuestra que era considerado no solo un gobernante, sino también una figura destacada entre los faraones.
Con 190 cm de altura, Ramsés II también era más alto que muchos de sus contemporáneos, lo que lo convertía en una figura imponente tanto en sentido literal como figurado. Esta altura, sumada a su carisma y pericia militar, sin duda contribuyó a su autoridad y fama.
Ramsés II es considerado a menudo el faraón más grande de la historia del antiguo Egipto. Sus éxitos militares, sus monumentales edificaciones y su capacidad para liderar Egipto en tiempos de incertidumbre política lo convirtieron en una leyenda. Pero más allá de sus logros políticos y militares, sigue siendo un ser humano fascinante: un gigante pelirrojo que representó al antiguo Egipto en su máximo esplendor.
En resumen, Ramsés II fue una de las figuras más reconocibles y admiradas de la historia del antiguo Egipto. Su extraordinaria longevidad, su numerosa descendencia, su imponente apariencia y su impresionante estatura lo convierten en un faraón cuyo legado se extiende mucho más allá de su reinado. Hoy, más de 3000 años después de su muerte, Ramsés II sigue siendo una figura que sigue cautivando la imaginación y el respeto de personas de todo el mundo.