En un sorprendente giro de los acontecimientos, el presidente estadounidense Donald Trump ha suavizado su postura sobre Elon Musk, el director ejecutivo de Tesla, lo que indica una posible reconciliación entre ambos tras una acalorada disputa en línea. Sus últimas declaraciones se produjeron durante un evento en la Casa Blanca el 12 de junio de 2025, cuando reconoció el papel de Tesla en el sector de los vehículos eléctricos (VE), a la vez que hizo un comentario jocoso sobre su continua preferencia por los motores de combustión tradicionales.
Sus declaraciones siguieron a una disculpa pública de Musk, quien anteriormente había criticado las políticas de Trump en una serie de publicaciones en las redes sociales.
Las tensiones entre Trump y Musk se intensificaron a principios de este mes, después de que el director ejecutivo de Tesla lanzara un ataque contra las políticas económicas de Trump. Musk describió la reforma fiscal del presidente como una “abominación repugnante”, un comentario que causó conmoción en la comunidad política y empresarial. Musk también sugirió que Trump debería enfrentarse a un juicio político, lo que avivó aún más la polémica.
En respuesta, Trump expresó su “decepción” por los comentarios de Musk, insinuando posibles repercusiones para los contratos gubernamentales de Tesla y SpaceX. Las declaraciones de Trump parecieron sugerir que las críticas abiertas de Musk podrían poner en peligro los acuerdos multimillonarios que Tesla y SpaceX tienen con el gobierno, los cuales han sido fundamentales para el crecimiento de ambas compañías.
Sin embargo, Musk, conocido por su personalidad más grande que la vida, no se rindió de inmediato, intensificando la disputa con una serie de publicaciones mordaces en las redes sociales.
En medio de esta creciente disputa pública, Musk contactó a Trump por teléfono y emitió una disculpa pública. En X (anteriormente Twitter), Musk escribió: «Lamento algunas de mis publicaciones sobre el presidente @realDonaldTrump de la semana pasada. Fueron demasiado lejos».
Este fue un caso excepcional en el que Musk expresó arrepentimiento por sus a menudo controvertidos comentarios en redes sociales. La disculpa se interpretó como un intento estratégico de reparar el daño causado a la relación de Musk con el presidente, especialmente dado el importante impacto de sus vínculos políticos y empresariales.
Durante el evento del jueves en la Casa Blanca, Trump pareció suavizar su tono hacia Musk. Al hablar de vehículos eléctricos y su decisión de revocar las estrictas normativas de California sobre vehículos eléctricos, Trump ofreció un reconocimiento un tanto sorprendente del papel de Tesla en el mercado de vehículos eléctricos. “A mucha gente le encantan los eléctricos. Les gusta Tesla. Yo también. Siendo justos, me gusta Tesla y también me gustan otros, pero también me gustan los motores de combustión”, dijo.
Los comentarios de Trump se produjeron durante un debate sobre la derogación de las estrictas normativas de vehículos eléctricos en California, una medida que se alinea con el firme apoyo de Trump a los sectores energéticos tradicionales. Su declaración formó parte de una estrategia política más amplia destinada a desmantelar las regulaciones ambientales, en particular las impulsadas por California, un estado conocido por sus agresivas políticas de energía limpia.
Sin embargo, fue la referencia personal a Musk la que causó sorpresa. Trump continuó: «Pero en mi primer día en el cargo, puse fin a la Nueva Estafa Verde y abolí el mandato de vehículos eléctricos a nivel federal. Lo abolimos, lo que básicamente significa que todos conducirían un coche eléctrico en muy poco tiempo. Ahora entiendo por qué a Elon no le gusto tanto, que de hecho sí. Y nunca tuvo ningún problema. Es muy interesante. Esto no es nada nuevo. Ha estado ahí desde el primer día, señor Presidente, ¿verdad? Vamos a abolir el mandato de vehículos eléctricos. Y Elon aun así me apoyó…».
Estos comentarios no fueron una simple mención casual de la disculpa de Musk; fueron un recordatorio de la compleja relación entre ambos. La declaración de Trump de que Musk lo “respaldaba”, a pesar de las tensiones existentes, sugería que el presidente aún lo consideraba un aliado potencial, a pesar de sus opiniones políticas sobre el cambio climático y la política energética profundamente divergentes.
Los comentarios de Trump sobre la disculpa de Tesla y Musk llegaron en un momento crucial para ambos, especialmente en el contexto de sus intereses comerciales mutuos. Tesla, bajo el liderazgo de Musk, se ha convertido en un actor clave en el mercado de vehículos eléctricos, y su crecimiento se ha visto impulsado por incentivos y apoyos gubernamentales.
Sin embargo, la oposición vocal de Musk a ciertos aspectos de las políticas ambientales de Trump planteó preguntas sobre el futuro de la relación de Tesla con el gobierno federal.
Tesla ha sido uno de los mayores beneficiarios de los subsidios gubernamentales destinados a promover el desarrollo de tecnologías de energía limpia. Estos subsidios, junto con los contratos relacionados con la colaboración de Tesla con la NASA y el ejército estadounidense, han sido cruciales para el éxito financiero de la compañía.
Si bien la disculpa de Musk a Trump puede ayudar a suavizar las diferencias personales, aún queda por ver si el arrepentimiento público del multimillonario CEO tendrá efectos duraderos en los tratos de Tesla con el gobierno, especialmente porque Trump continúa abogando por una reducción de las regulaciones climáticas y un enfoque en las fuentes de energía tradicionales.
La aceptación por parte de Trump de la disculpa de Musk podría allanar el camino para una renovada colaboración entre ambos. Sin embargo, el elogio simultáneo del presidente a los motores de combustión y su rechazo a los estrictos mandatos para vehículos eléctricos indican que cualquier colaboración será un complejo equilibrio. El futuro de Tesla en el mercado estadounidense, así como las ambiciones más amplias de Musk en materia de exploración espacial y energías renovables, podrían depender de su capacidad para gestionar estas dinámicas políticas cambiantes.
La decisión de Musk de disculparse públicamente fue, en parte, una estrategia para estabilizar sus relaciones personales y comerciales con el presidente. Dado el importante papel de Tesla y SpaceX en diversas iniciativas gubernamentales, Musk probablemente reconoció que la continua fricción con Trump podría tener graves consecuencias para sus empresas. Al disculparse públicamente, Musk no solo restableció sus relaciones con una poderosa figura política, sino que también aseguró a inversores y funcionarios gubernamentales que estaba dispuesto a dejar de lado sus diferencias personales en aras de la continuidad del negocio.
Esta muestra pública de arrepentimiento también reflejó el reconocimiento de Musk de que, a pesar de su enfoque a menudo descarado y sin complejos en las redes sociales, hay momentos en que es necesaria una postura más conciliadora. La disculpa, aunque breve, marcó un cambio en el enfoque habitual de Musk para la resolución de conflictos, ya que normalmente es más conocido por su desafío y su disposición a involucrarse en disputas públicas.
La disculpa de Musk también llegó en un momento en que sus empresas estaban bajo un creciente escrutinio por su impacto ambiental. Tesla ha enfrentado críticas por su dependencia de minerales de tierras raras en la producción de baterías para autos eléctricos, mientras que las misiones espaciales de SpaceX han suscitado cuestionamientos sobre los costos ambientales de la exploración espacial.
La disculpa de Musk puede ser, en parte, un esfuerzo por gestionar la percepción pública de sus empresas y garantizar que sigan recibiendo apoyo político y financiero.
De cara al futuro, el futuro de Tesla, SpaceX y el imperio empresarial de Musk en EE. UU. se verá influenciado por la evolución de la relación entre Musk y Trump. Si bien Trump ha declarado públicamente su afición por Tesla, sus comentarios sobre los motores de combustión y su continua defensa de las fuentes de energía tradicionales sugieren que las empresas de Musk podrían enfrentarse a desafíos si el gobierno estadounidense se aleja de las políticas de energía limpia.
Queda por ver si la disculpa de Musk provocará un cambio de política más amplio o si Tesla seguirá beneficiándose de las iniciativas de energía limpia del gobierno. Mientras el gobierno estadounidense continúa lidiando con el cambio climático y la política energética, la intersección entre los negocios de Musk y la agenda política de Trump será un factor crucial para definir el futuro de las industrias de vehículos eléctricos y exploración espacial.
La aceptación por parte de Trump de la disculpa de Musk, si bien parece un paso hacia la reconciliación, pone de relieve las complejidades de su relación. Las críticas de Musk a las políticas económicas de Trump no fueron fáciles de olvidar, y si bien la disculpa pudo haber aliviado temporalmente las tensiones, el futuro de sus interacciones políticas y empresariales sigue siendo incierto.
El conflicto actual entre la visión de Musk sobre la energía limpia y la preferencia de Trump por las fuentes de energía tradicionales sugiere que cualquier reconciliación a largo plazo entre ambos requerirá una gestión cuidadosa. Por ahora, la disculpa de Musk ha ayudado a suavizar las tensiones inmediatas, pero la verdadera prueba de su relación llegará a medida que el panorama político y empresarial siga evolucionando.