El Gran Premio de Mónaco de 2025, conocido por su glamour y prestigio, se ha visto sacudido por un escándalo que amenaza la credibilidad de la Fórmula 1. Una filtración de comunicaciones internas entre la FIA, equipos de élite como Red Bull y Ferrari, e incluso Pirelli, ha revelado una posible manipulación del reglamento del circuito, desencadenando una ola de indignación entre pilotos, equipos y aficionados. Nombres como Max Verstappen y Lewis Hamilton, protagonistas de rivalidades históricas, están en el centro de las discusiones, con fuertes críticas a la nueva normativa de paradas en boxes y a lo que llaman “juego sucio” entre bastidores. ¿Cómo podría esta filtración cambiar el futuro de la F1? Exploraremos el caos que se apoderó de las calles de Montecarlo.
Días antes del Gran Premio de Mónaco, correos electrónicos confidenciales filtrados por una fuente anónima expusieron negociaciones entre la FIA y representantes de Red Bull y Ferrari sobre la nueva regla de 2025 que exige dos paradas obligatorias y el uso de tres compuestos de neumáticos diferentes. Los mensajes sugieren que estos equipos tuvieron influencia en la elaboración del reglamento, consiguiendo ventajas estratégicas como ajustes en los compuestos de neumáticos de Pirelli que favorecerían a sus coches. Además, se discutió sobre la posibilidad de relajar las sanciones por infracciones, siempre que se cumplieran ciertas “condiciones”, lo que levantó sospechas de favoritismo.
Max Verstappen, cuatro veces campeón del mundo, fue categórico al comentar la filtración: «Si esto es cierto, es una traición al deporte. Así no se compite». Lewis Hamilton, ahora en Ferrari, también expresó su frustración, destacando la falta de transparencia: «Como pilotos, necesitamos un sistema justo. No se puede confiar en algo que parece amañado». El enfado de los dos pilotos refleja el clima de desconfianza en el paddock, especialmente después de los incidentes en pista que ya habían generado tensión.
La nueva reglamentación de Mónaco, diseñada para aumentar la emoción en un circuito donde adelantar es casi imposible, ha acabado creando más polémica que espectáculo. El requisito obligatorio de usar dos paradas y tres compuestos de neumáticos ha llevado a equipos como Alpine y Haas a adoptar tácticas cuestionables, como reducir la velocidad de un piloto para abrir ventanas de paradas en boxes para el otro, manteniendo así la parrilla. Carlos Sainz, ahora en Williams, criticó abiertamente: «Esto no es carrera, es manipulación. Estamos jugando con la estrategia, no con la velocidad».
Durante la clasificación, un incidente entre Hamilton y Verstappen aumentó la tensión. Hamilton, guiado por la falta de comunicación de su ingeniero Riccardo Adami, obstaculizó a Verstappen en la Q1, lo que resultó en una penalización de tres lugares en la parrilla para el británico, que cayó del cuarto al séptimo lugar. Verstappen, que ascendió al cuarto lugar, reconoció que el error fue de Ferrari, pero destacó el rigor de los comisarios: “No es agradable cuando vas a alta velocidad y alguien te bloquea”. El incidente reavivó la rivalidad entre ambos, y Hamilton sugirió que la FIA debe ser más consistente en sus decisiones.
En la carrera, la situación no mejoró. Lando Norris ganó, pero la carrera estuvo marcada por estrategias confusas e incidentes, como el toque de Gabriel Bortoleto en la salida, que acabó con su carrera. Verstappen, que retrasó su parada hasta la última vuelta, terminó cuarto pero criticó la regla, comparando la carrera con “Mario Kart”: “No importa lo que hagas, aquí no puedes adelantar”.
La FIA ha prometido una investigación exhaustiva sobre la filtración, pero su credibilidad está en tela de juicio. El jefe de Mercedes, Toto Wolff, exigió transparencia: “Si hay equipos con ventajas injustas, eso debe corregirse ahora”. Christian Horner, de Red Bull, negó haber actuado mal, pero admitió que “la verdad siempre sale a la luz”. Pirelli, acusado de modificar compuestos para favorecer a ciertos equipos, se defendió diciendo que los cambios eran para mejorar el espectáculo, pero la filtración sugiere reuniones secretas que comprometen su imparcialidad.
Los fanáticos, a su vez, inundaron las redes sociales con hashtags como #MonacoGate y #FIAScandal, exigiendo reformas. La victoria de Lando Norris, aunque celebrada, se vio ensombrecida por el caos, e incluso el héroe local Charles Leclerc expresó su preocupación por el impacto del escándalo en la imagen de Mónaco.
El GP de Mónaco de 2025 expuso problemas profundos de la Fórmula 1, desde la falta de competitividad del circuito hasta la desconfianza en las decisiones de la FIA. La introducción de coches más pequeños y ágiles en 2026 podría aliviar las dificultades de adelantamiento, pero el escándalo actual exige una acción inmediata. El comentarista de Sky Sports F1, Bernie Collins, lo resumió: «Mónaco es único, pero la confianza en el deporte está en juego. Sin transparencia, perdemos la esencia de la competición».
A medida que la temporada se acerca al Gran Premio de Canadá, la Fórmula 1 enfrenta un momento crítico. Verstappen y Hamilton, dos de los grandes nombres de la categoría, siguen liderando las discusiones, pero el foco ahora está en recuperar la credibilidad. El glamour de Mónaco, por ahora, se ve empañado por un escándalo que podría redefinir el futuro del deporte.