Un escándalo sacude la Fórmula 1: Red Bull ha expuesto a McLaren por un supuesto truco de frenado ilegal después de que salieran a la luz pruebas impactantes que tienen a todo el paddock alborotado. En las últimas horas, el equipo austriaco ha presentado un detallado dossier en el que pretende demostrar que McLaren utilizó un sistema que no cumplía la normativa de la FIA para obtener ventaja en frenada en curvas de alta velocidad.
Según fuentes internas de Red Bull, el sistema utilizado por McLaren cambia dinámicamente la distribución de la fuerza de frenado, mejorando así la estabilidad del coche en curvas. Esta tecnología, aunque ingeniosa, viola la normativa técnica vigente porque implica cambios mecánicos activos durante la conducción, un ámbito estrictamente regulado por la FIA.
La polémica estalló cuando una serie de documentos técnicos e imágenes térmicas del sistema de frenos de McLaren se filtraron de forma anónima a la prensa automovilística. Las imágenes muestran un comportamiento inusual de las pinzas de freno traseras con fluctuaciones de temperatura sospechosas durante las sesiones de clasificación.
La FIA ha confirmado que tiene conocimiento del material recibido y ha iniciado una investigación formal para examinar posibles violaciones de las reglas. Si se confirma que McLaren ha violado el reglamento, el equipo se enfrenta a una sanción que podría ir desde la deducción de puntos hasta la descalificación de varias carreras del campeonato actual.
El director técnico de Red Bull, Adrian Newey, explicó: «No estamos en contra de la innovación, pero las reglas deben ser las mismas para todos. Hemos invertido muchísimo en el cumplimiento de las normas técnicas, y es inaceptable que otros las infrinjan para obtener ventaja».
El director del equipo McLaren, Andrea Stella, reaccionó con firmeza, negando cualquier irregularidad: “Tenemos plena confianza en la legalidad de nuestro coche. Si se abre una investigación, cooperaremos plenamente con la FIA para demostrar nuestra transparencia”.
Mientras tanto, las tensiones entre los equipos siguen aumentando, alimentadas por una temporada ya marcada por una intensa rivalidad y giros sorprendentes. Los aficionados esperan con impaciencia una declaración oficial de los reguladores, mientras persiste la duda de si este escándalo podría afectar al resultado del campeonato.