En una escalada espectacular de la disputa actual, la leyenda del rally de Sébastien Loeb habría tomado la acción misma que el presidente de la FIA, Mahoma Ben Sulayem, ha intentado desesperadamente prevenir. Después de la controvertida cancelación de su título legendario de la FIA y la prohibición de los medios que se le impuso, Loeb aparentemente encontró una manera de evitar las restricciones y transmitir un mensaje poderoso que seguramente desencadenará la situación ya volátil que rodea la gestión de la FIA.
Si bien el método específico que Loeb usó para evitar la prohibición de los medios no está confirmado, los primeros informes sugieren que puede haber utilizado su gran red personal y sus plataformas independientes para que su voz se escuche. Esto podría implicar aprovechar las redes sociales, los podcasts independientes o incluso la comunicación directa con figuras influyentes dentro de la comunidad del automovilismo. Cualquiera sea la táctica, el hecho de que Loeb aparentemente desafió el intento de la FIA de silenciarla, sin duda, se considerará una decisión atrevida y provocativa.
Según los iniciados de Ben Sulayem, era precisamente lo siguiente: que Loeb, una figura muy respetada y extremadamente popular, encontraría una manera de continuar ejerciendo su influencia y reunir el apoyo a la posible oferta presidencial de Carlos Sainz SR, a pesar de las medidas punitivas de la FIA. La negativa de Loeb a ser silenciada demuestra su posición inquebrantable y su compromiso con lo que cree que es la dirección correcta para el futuro del gobierno del automovilismo. Es probable que este acto de desafío resuene fuertemente con los fanáticos que ya han expresado su indignación frente al tratamiento de la FIA del ícono del rally.
La última decisión inmediata de LOEB debería ser explosiva. Ben Sulayem y FIA ahora se enfrentan al desafío de responder a un desafío directo y público a su autoridad. La situación ha superado una sanción simple y se ha convertido en una confrontación directa que probablemente galvanizará la oposición a los actuales líderes de la FIA e intensificará la atmósfera ya animada que rodea las próximas elecciones presidenciales. El mundo del automovilismo mira con un aliento para ver cómo tendrá lugar esta lucha de poder.