El 13 de mayo de 2025, el tribunal federal de Manhattan se convirtió en el epicentro de una revelación trascendental cuando Casandra “Cassie” Ventura subió al estrado en el juicio de alto perfil por tráfico sexual de su exnovio, Sean “Diddy” Combs. Ventura, una cantante y modelo que salió con Combs durante más de una década hasta 2018, hizo una declaración que conmocionó a todo Estados Unidos. Su relato detallado de los presuntos abusos, coerciones y las inquietantes y “enloquecedoras” fiestas sexuales orquestadas por Combs expuso el lado oscuro del imperio del magnate de la música, dejando al público tambaleándose. Ocho de las revelaciones más explosivas de su testimonio dominaron los titulares, pintando un panorama desgarrador de control, violencia y manipulación que cautivó y horrorizó a la nación.
Ventura, visiblemente embarazada de su tercer hijo, comenzó su testimonio con un emotivo relato de su relación con Combs, que comenzó cuando ella tenía apenas 19 años y firmó con su sello Bad Boy Records. Ella describió cómo su relación comercial se volvió romántica en su cumpleaños número 21 durante un viaje a Las Vegas, un momento que recordó con lágrimas debido a la diferencia de edad de 17 años. Ella admitió sentirse ingenua e inexperta, una vulnerabilidad que Combs supuestamente explotó. Una de sus primeras bombas fue la revelación de los “Freak Offs”, fiestas sexuales en ascensores donde Combs supuestamente la obligaba a participar en actos sexuales con acompañantes masculinos mientras él observaba y dirigía. Ventura, que tenía 22 años cuando participó por primera vez, describió sentirse “confundido y nervioso” y que se le encogió el estómago al darse cuenta del alcance de las exigencias de Combs. Ella testificó que estos eventos se convirtieron en un “trabajo de tiempo completo”, algunos de los cuales duraban hasta cuatro días, dejándola física y emocionalmente agotada.
La segunda gran bomba llegó cuando Ventura detalló el abuso físico que supuestamente sufrió. Ella contó cómo Combs se volvió violenta cuando tenía 21 años, golpeándola en la cabeza y tirándola al suelo de un auto. Ella dijo a los jurados que la violencia era “muy frecuente”, con incidentes que incluían un accidente automovilístico de 10 minutos en 2009 y otro en 2015 que la dejó con ojos morados y nudos del tamaño de pelotas de golf en la frente. Los intentos de Ventura de defenderse sólo aumentaron su agresividad, dijo, dejándola soportar los ataques con miedo. Un momento particularmente escalofriante se produjo cuando describió un ataque de 2016 en el Hotel Intercontinental de Los Ángeles, capturado en imágenes de seguridad transmitidas luego por CNN, donde se vio a Combs golpeándola y pateándola mientras intentaba huir. Ella explicó que no reaccionó porque la resistencia pasada sólo lo hizo enojar más.
En tercer lugar, Ventura reveló cómo Combs supuestamente controlaba cada aspecto de su vida. Ella testificó que él le dictaba su apariencia, exigiéndole que se pintara las uñas de blanco o con puntas francesas para “desconocidos” e incluso sugirió implantes de senos. La aisló quitándole su teléfono y sus dispositivos electrónicos como castigo, aislándola del mundo exterior. Ventura describió sentirse como un “complaciente con los demás”, manipulado por el encanto y el poder de Combs. Ella también afirmó que su equipo de seguridad la vigilaba constantemente e incluso la obligó a llevar un arma como táctica de miedo, consolidando aún más su control sobre ella.
La cuarta bomba fue el relato de Ventura sobre el consumo de drogas que alimentaba a los “desconocidos”. Ella admitió haber usado sustancias como ketamina, cocaína, éxtasis y GHB para lidiar con el trauma de las fiestas, y describió cómo necesitaba “estar drogada para estar presente”. A menudo se enfermaba y vomitaba por las drogas, pero Combs supuestamente la presionaba para que continuara. La quinta revelación fue el estado de las habitaciones después de estos eventos: Ventura las describió como “basura”, con aceite de bebé en las paredes, sangre y orina en las sábanas y una sensación general de asco que la hacía sentir “inútil”.
En sexto lugar, Ventura reveló cómo Combs supuestamente utilizó grabaciones de los “Freak Offs” como chantaje. Ella testificó que él amenazó con publicar los videos para avergonzarla y arruinar su carrera, dejándola con miedo constante. En séptimo lugar, contó un incidente de 2018 en el que, después de una cena que esperaba que pusiera fin a su relación, Combs supuestamente la violó en su apartamento. Ella le dijo al jurado que lloró y dijo “no”, pero él continuó, dejándola devastada. La octava bomba fue su afirmación de que los empleados de Combs facilitaron los “Offs” proporcionándoles suministros como aceite y lubricantes, y que él esperaba que ella participara incluso durante su período, lo que aumentó su humillación.
El testimonio de Ventura, que continuó el 14 de mayo, no sólo sorprendió al público, sino que también planteó preguntas sobre la responsabilidad en la industria de la música. Combs, quien se declaró inocente de los cargos de tráfico sexual, crimen organizado y transporte para ejercer la prostitución, enfrenta una sentencia de cadena perpetua si es declarado culpable. El juicio, que comenzó con la selección del jurado el 5 de mayo y las declaraciones iniciales el 12 de mayo, ya ha visto a otros testigos, incluido un ex acompañante masculino y un oficial de seguridad del hotel, corroborar las acusaciones de Ventura. A medida que se desarrollan los procedimientos, la nación observa, lidiando con el marcado contraste entre la personalidad pública de Combs como un productor venerado y las inquietantes acusaciones de abuso y explotación que ahora han salido a la luz.